Vicente Bernaldo de Quirós
Nos cuentan reiteradamente la maldad de los talibanes y el peligro de su régimen integrista atentatorio contra la libertad y también nos informan con asiduidad de la discriminación hacia las mujeres, su imposibilidad de asistir al colegio y la prohibición de que se escuche su voz que las afganas han desafiado a los mandamases del régimen con sus voces y sus canciones en redes sociales. Y nosotros que estamos dispuestos a condenar a este régimen de terror y a hacer lo posible para que no sigan en el poder, nos encontramos que cuando las instituciones pueden empezar a hacer algo concreto para evitar el dolor de sus habitantes, van y se echan atrás.
La Audiencia Nacional ha denegado el asilo a una familia afgana, siguiendo los consejos de la Embajada española en Kabul, a pesar de las amenazas de los talibanes y al hecho de que el padre había colaborado con el Ejército de nuestro país, cuando estaba en una misión en el exterior en Afganistán. Es difícilmente entendible que con estos antecedentes y probada la peligrosidad de esa familia en su país, Poder Ejecutivo y Poder Judicial se hayan conchabado para impedir que les sea concedido el asilo con el peligro para su integridad física.
Me temo muy mucho que ese retroceso ideológico sobre la inmigración haya calado en las volubles mentes de nuestras instituciones y hayan decidido restringir la acogida de extranjeros en peligro de muerte. Un amigo que suele tener bastante mala leche me sugiere que la verdadera razón de este tapón al asilo obedece a que en España hay demasiados ucranianos y venezolanos, y estos son blanquitos, rubios y de piel asimilable a la nuestra, mientras que los afganos son mas bien cobrizos, de rasgos musulmanes y, sobre todo, pobres. O sea que el próximo que me hable de lo que sufren los pobrecitos afganos, me oirán acordarme de su santísima madre. Como método de autodefensa.
DdA, XX/5.755
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