Félix Población
Tarde, como suele ser habitual en relación con otros países que ya tomaron medidas contra la epidemia del bulo que afecta a la comunicación desde la aparición de las llamadas redes sociales, el Gobierno de España va a promover una una regulación de los medios de comunicación que, entre otras medidas, obligará a que cualquier tipo de empresa periodística declare públicamente la identidad de sus propietarios y su forma de financiación.
Esto, que ya hacen algunos medios digitales, dejará claro no sólo la línea editorial sino también los intereses que defienden. A fin de que el bulo no campe a sus anchas tal como ocurre con ciertas publicaciones a modo de chiringuitos-web financiados en algún caso con publicidad institucional, sin que ni siquiera cuenten con un equipo redaccional, se impondrá un criterio para que no sean agraciados como hasta ahora con financiación pública, puesto que ni siquiera cuentan con lectores.
La regeneración mediática que pretende el ejecutivo es un material sensible que exige mucho celo, pero que obedece a la existencia de una ley de medios europea mediante la cual son varios los países que han establecido medidas para atajar el daño masivo que puede originar en una sociedad democrática la existencia de un periodismo patrañero como el que ya está en ejercicio.
No va a tener dificultades el actual gobierno para llevar a cabo esta ley, que cuenta con el apoyo de sus socios, si bien estos reclaman más medidas que las esbozadas. Entre ellas sería de obligado cumplimento lo que en Finlandia se llama alfabetización mediática, impartida en los colegios e institutos. Se trata de lo que la UNESCO considera imprescindible en nuestra sociedad con objeto de que las personas, como usuarias de la información, la utilicen de forma crítica, segura y responsable, de modo que se garantice la confianza en el ecosistema de información y en las tecnologías digitales, algo que actualmente cada vez está más en entredicho por los nefastos efectos del bulo en cada vez más amplios ámbitos sociales.
Desconozco si el Gobierno de España tendrá en cuenta esta cada vez más apremiante necesidad, pero me parece de lo más imprescindible en una ley que pretende regular los medios de comunicación. Tanto por respeto a la educación de la ciudadanía como por respeto y defensa de la democracia.
PS. Una falta de respeto a la ciudadanía es la del señor Errejón criticando al periodismo patrañero en el programa de Ferreras Al rojo vivo, de La Sexta. Demasiado burdo. Igualmente lo es la interrupción de la presidenta del Congreso llamando la atención a la diputada Ione Belarra por citar al mencionado periodista como corrupto por difundir bulos en su programa.
DdA, XX/5.709
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