Félix Población
Como oyente de radio me decanto desde hace un tiempo por Radio Clásica en vista de que en la radio pública, me refiero en este caso a Radio 1, no encuentro ningún aliciente desde hace unos cuantos años, gobierne quien gobierne. Obviamente, y tal como he manifestado en varias ocasiones en este DdA, no tengo apenas relaciones con TVE, como no sea con algún esporádico programa de La Dos. Vuelvo a repetir que estamos ante uno de los periodos más nefastos en la programación y los servicios informativos de RTVE, sin que haya asomo de que esto pueda mejorar en breve. Antes al contrario, creo que aún puede empeorar ante la indiferencia del gobierno. Por todo ello, no me parece extraño que Radio Nacional sea la gran perdedora del Estudio General de Medios (EGM) que se ha conocido recientemente. Con poco más de 800.000 oyentes, RNE acaba de registrar un mínimo histórico que debería avergonzar a quienes gestionan tal desastre, con una pérdida de audiencia continuada que en el último año se cifra en 175.000 oyentes menos. No sólo supera a la emisora pública nacional RAC1 de Cataluña con 960.000 oyentes, sino que la programación de esRadio, la emisora de Jiménez Losantos, está a punto de superar en audiencia a RNE con el mejor dato de su historia, poco más de 800.000 oyentes. Este crecimiento en la radio de quien encomia a las derechas extremas de este país y cuenta con un historial deplorable de bulos y difamaciones, bien puede deberse al apogeo de las opciones ideológicas que masajea, pero al margen de este indicio me parece bochornoso que Radio Nacional de España pueda llegar a estar por debajo de esa cadena de emisoras, siendo como debería ser un servicio público de información digna, cultura y entretenimiento. La pérdida de oyentes en nuestra radio pública se registra en todas las franjas horarias, sin excepción. Cabe preguntarse ante tal decadencia, como la que también ofrece la nunca tan lamentable programación de La Uno de TVE a base de presentadores gritones, concursos múltiples y cocineros fantoches, si al gobierno que se autodenomina de progreso le importa un comino ofrecer nacional e internacionalmente una tan paupérrima imagen de la televisión pública que pagamos todos y deja en evidencia la responsabilidad que le toca. Quienes cuenten con una mínima memoria profesional de anteriores RNE, absténganse de compararlas con la actual porque podría ser dañino para su salud. Más vale olvidar el proceso de degradación experimentado, sobre todo, en los últimos años, que ya son unos cuantos.
DdA, XX/5.696
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