miércoles, 3 de julio de 2024

ÁNGEL GUTIÉRREZ "EL RUSO" Y EL FILM DE ANDRÉI TARKOVSY "EL ESPEJO"

 


Félix Población

Leo en Nortes que Diego Díaz recuerda al recientemente fallecido Ángel Gutiérrez, dramaturgo y profesor de Teatro en la URSS y en España, que fue también uno de los niños y niñas de la guerra (en su caso en compañía de su hermana mayor) que salieron del puerto de Gijón en septiembre de 1937, un mes antes de la ocupación de la ciudad por las tropas sublevadas, que en los días previos  habían vuelto a bombardearla destruyendo el teatro Dindurra, quizá por considerar que la cultura era un objetivo militar.

Lo hace el director de esa publicación a propósito del guion "A la mar fui por naranjas", con el que Gutiérrez esperaba hacer una película basada en la experiencia de aquellos niños, película que el Estado soviético no permitió. Su gran amigo, el cineasta ruso Andréi Tarkovsky, le pidió prestado una parte de ese guion sobre la guerra en España para incluir  en su mejor film, "El espejo", algunas imágenes al respecto.

El primer vídeo corresponde a una entrevista de José Manuel Mouriño, comisario de la exposición «Andréi Tarkovski y El espejo. Estudio de un sueño», con Ángel Gutiérrez en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 2019. El segundo vídeo muestra el fragmento de "El espejo" al que acabo de aludir. Creo -sin poder asegurarlo- que las conmovedoras imágenes de los niños al despedirse de sus padres, que incorpora Tarkovsky a su película, no corresponden al puerto de El Musel de la ciudad asturiana, sino al de Santurtzi, cerca de Bilbao, de donde en la primavera de 1937 salieron casi 4.000 niños y niñas  con destino a Southampton (Inglaterra). 

Gutiérrez evocó en el Círculo de Bellas Artes su niñez en la Unión Soviética y la estrecha amistad que le unió a uno de los más sobresalientes cineastas rusos. Con su fallecimiento muere también la  posibilidad de que las imágenes de aquella evacuación de miles de niños durante la guerra incivil de España, que Ángel Gutiérrez quiso llevar al cine, quedara como testimonio de lo que más angustia me causó en mi niñez cuando imaginaba, mientras pescaba en los muelles del puerto exterior gijonés, las escenas que allí se habían vivido. 

Aquella angustia me acompañó algunos años.  Fue mi primera lección de historia, sin imaginar entonces que mucho tiempo después -hasta hoy- la memoria de esa historia que no venía en los libros que estudiábamos iba a ocupar muchos años de mi vida. 


DdA, XX/5.695

No hay comentarios:

Publicar un comentario