lunes, 17 de junio de 2024

PELETEIRO, DENIS GONZÁLEZ, NICO WILLIAMS, LAMINE YAMAL Y EL ÉXTASIS PATRIÓTICO


Gerardo Tecé

Ser facha no es fácil ni en verano. Cuando llega el calorcito, las vacaciones asoman por la esquina y arrancan las citas deportivas internacionales lo que a uno le pide el cuerpo es levantar el pie del acelerador, descansar un rato de salvar a España. El merecido descanso del guerrero llega en forma de sofá, gazpacho y mando a distancia. En La 2 hay Europeo de atletismo desde Roma. Carreras y brincos que no te exigen conocer las plusmarcas de la temporada ni saber recitar el medallero histórico de la categoría. Es suficiente con tener ojos para identificar, entre todo el mar de atletas, a quienes compiten bajo la enseña rojigualda. Ahí están los nuestros, venga vamos. 

Gritos del comentarista porque hay medalla de oro y es española. Ana Peleteiro, coruñesa de 28 años, acaba de imponerse en triple salto. Vibra el narrador, vibra la grada del Olímpico de Roma y vibra la atleta que recorre la pista envuelta en la bandera de España, como debe ser. El guerrero, en su descanso, siente sin embargo cierto desasosiego. Algo no va bien en el sofá. El éxtasis patriótico que debería aparecer no aparece por ningún lado. ¿Qué está pasando? ¿Ha sido el gazpacho o tal vez la técnica empleada para el salto? ¿Quizá el leve viento en contra que nos ha privado de establecer nuevo récord mundial o que la atleta es negra? Sí, va a ser esto. La “gallega” Peleteiro es negra como la concha de un mejillón de la ría de Arousa, así que toca interrumpir el descanso, sacar el móvil y felicitar en Twitter a la “española” Ana Peleteiro entre comillas bien gordas. Sutileza y elegancia a partes iguales que no sirven para nada porque inmediatamente toca mandar a tomar por culo a una feminazi que ya nos está acusando de fachas. Resulta que entrecomillar es de fachas. Todo es de fachas a día de hoy. Si uno celebra que España gane una medalla, es un facha. Si uno no lo celebra, pues facha también. Y todavía hay quien discute que este país sea una dictadura. ¿Qué es una dictadura sino ese lugar en el que uno no puede opinar con libertad sin que alguien le responda? No entienden nada. Racista, dicen. ¿Es racista quien, sin tener en cuenta el color de la piel, celebra los goles de Vinicius o los éxitos de Alvise? Pues claro que no. Esto no va de racismo sino de denunciar esta moda de imponernos que tengamos que considerar español a cualquiera por el mero hecho de que haya nacido en España o que lo ponga en su DNI. A propósito, ¿qué pone en el tuyo, Rufián? 

De la pista de atletismo nos vamos a la piscina porque España se juega un nuevo oro en natación. Vamos a por él. Ahora sí, todo está bien. González, concentrado antes del ejercicio y revisando mentalmente los años de esfuerzo y dedicación que lo han llevado a este momento, tiene el fenotipo que uno esperaría de un español de toda la vida tal y como nos enseñaron desde los fenicios a los cartagineses pasando por Al-Ándalus. Ejercicio impecable, medalla de oro, celebración del comentarista, bandera de España en lo más alto del pódium, pero, de nuevo, desazón y gatillazo patriótico. El nadador González es maricón, homosexual, gay, ya no sabe uno qué expresión usar para que no lo llamen facha. Lo es claramente. No hay más que ver cómo celebra. ¿No podíamos haber convocado a gente normal para estos campeonatos? A día de hoy todo son cuotas y discriminación positiva, como lo llaman. Que en realidad es negativa porque, para favorecer a las minorías, se deja de lado la meritocracia y así nos va: ganando medallas de oro, pero con negros y homosexuales. Vuelta a Twitter para hacer pública la orientación sexual del atleta porque la dictadura se sustenta en tratar de ocultarnos informaciones como esta y vuelta a los insultos. Homófobo te llaman por decir que el chaval tiene más pluma que una granja de patos. Cero sorpresas. Si no había libertad hace un cuarto de hora no va a haberla ahora. No es que no pueda uno decir nada, es que ya no lo dejan ni descansar porque politizan todos los ámbitos, incluso el deporte. Ellos tienen el día del Orgullo Gay. ¿Por qué no puede uno tener el día del orgullo de ser español celebrando medallas desde el sofá?

Hoy empieza la Eurocopa de fútbol y todo apunta a que, en el ataque del equipo español, es decir, entre los encargados de marcar los goles que deberíamos celebrar, serán titulares Nico Williams y Lamine Yamal, “españoles” ambos dos. Ni a la selección española de fútbol –masculino, porque ahora te obligan a especificarlo– puede ver uno tranquilo. Es insoportable. No quedan espacios libres de contaminación ideológica. En las próximas olimpiadas tal vez deberíamos especificar en el medallero si los deportistas laureados compiten con España o con “España”. El problema es que lo mismo hasta perdemos y para qué queremos más disgustos. Ni en verano puede uno relajarse. Y todavía hay quien se sorprende de que este país se llene de odio. 

CTXT  DdA, XX/5.681

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