martes, 18 de junio de 2024

KEN LOACH: 88 AÑOS Y SIGUE GENERANDO INQUETUDES CON SU CINE



Chema Castañón

88 años cumple este 17 de junio el cineasta Ken Loach y continúa fiel a su filmografía comprometida, como demuestra con su más reciente película “El viejo roble” (2023), un sensible y esperanzador acercamiento al problema de la inmigración, apoyada en un sólido guion de su habitual colaborador en los últimos tiempos Paul Laverty.
En Gijón muchos lo descubrimos en el inolvidable cine Brisamar -fundamental en la formación de nuestro gusto, junto a los cine clubs- a principios de los años 70 con “Family Life” (1971), y desde entonces ha desarrollado una de las carreras más coherentes del cine contemporáneo de estirpe realista, con argumentos ásperos pero no exentos de humor, hipercrítico con los de arriba y siempre en defensa de los de abajo, en una larga obra de veinte documentales y más de treinta películas que incluyen títulos tan sobresalientes como “Agenda oculta”, “Riff-Raff”, “Ladybird, Ladybird”, “Tierra y libertad”, “La canción de Carla”, “Pan y rosas”, “Solo un beso”, “El viento que agita la cebada”, “En un mundo libre”, “Yo, Daniel Blake”, o “Sorry we missed you”, entre otras.
El Ateneo Obrero de Gijón le dedicó un merecido ciclo los días 11, 12 y 13 de enero de 2005, que contó con la proyección en el teatro Jovellanos de cuatro de sus mejores filmes, seleccionados por el propio director: “Mi nombre es Joe”, “Lloviendo piedras”, “Dulces dieciséis” y “La cuadrilla”. Loach asistió y se mostró agradecido y comunicativo en su encuentro con los espectadores.
Aprovechando su visita Chema Castiello le hizo una entrevista titulada “Palabras de un resistente” para la revista “Página abierta”, en su número 159 de mayo de 2005 (disponible en www.pensamientocritico.org) en la que se confesó muy consciente del alcance de su cine: “Mi cine tiene un impacto limitado. Soy realista. Nunca me hecho ilusiones sobre la capacidad del cine para cambiar las cosas. Las películas permiten plantear preguntas, suscitar inquietudes, pero el cambio lo originan movimientos políticos organizados. Cuando estos movimientos crecen, la cultura puede crecer con ellos. Eso espero lograr con mis filmes. Las películas no cambian el mundo pero sí pueden generar inquietudes y sería suficiente”.

DdA, XX/5.682

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