Del editorial Gaza y el día D, publicado hoy por Diario Red con motivo de los actos conmemorativos del octogésimo aniversario del desembarco de Normandía -en los que quizá suene el himno a la fraternidad que compuso Beethoven con su Novena Sinfonía y del que se ha apropiado la Unión Europea que contribuye con armas al genocidio palestino-, son de subrayar las siguientes líneas:
A las celebraciones por el aniversario del desembarco en Normandía que van a tener lugar hoy en Europa occidental no van a asistir ni Putin —el dictador capitalista y ultraderechista que hoy gobierna los designios del país más grande de aquella Unión Soviética que fue clave en la derrota de los nazis— ni tampoco Netanyahu —el primer ministro del Estado que se creó como reparación a los judíos por el holocausto—. El primero es un proscrito para los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea. Mientras tanto, el segundo es el líder de "un país amigo" según las propias palabras del ministro de Exteriores español. Sin embargo, el motivo de la ausencia es, en ambos casos, el mismo: sobre los dos pesan órdenes de detención internacionales por la comisión de crímenes contra la humanidad. Una coincidencia que, cuando se cumplen 80 años del día D no deberíamos soslayar.
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