Félix Población
Muy cerca la de las elecciones autonómicas en Cataluña, conviene advertir que esta vez, en ese país, concurren no dos sino tres formaciones políticas de extrema derecha, dos de carácter nacionalista español y una de carácter nacionalista catalán.
Es algo que hay tener en cuenta si se considera que el Partido Popular, a lo que más puede aspirar en Cataluña, es a rebañarle los pocos votos que obtiene Vox, porque no tiene allí otra posibilidad de crecer y sí tiene, con Vox, el riesgo de perder una parte de sus propios votantes.
Por eso el líder del PP mostró en Barcelona la cara más radical y se contradijo con lo que en su día había dicho respecto a la emigración. Si entonces dijo en una entrevista radiofónica ser sensible a los que trabajan en España y no tiene papeles, ante una iniciativa legislativa para un regularización de inmigrantes, en Cataluña estos días repudió la inmigración ilegal, consciente de que este es el mensaje de Vox y también de Aliança Catalana, un partido independentista de carácter xenófobo que ha ido reclutando candidatos de otras formaciones políticas.
Ante esa coyuntura, Feijóo ha dejado de mostrarse sensible con quienes residen en nuestro país sin papeles y ofreció no sólo la versión xenófoba de su partido sino la que habitualmente lleva consigo ésta, que es la de difundir que la inmigración ilegal pone en riesgo nuestras propiedades con la ocupación de inmuebles.
Las urnas dirán si esas tres ultraderechas que compiten en Cataluña por el voto xenófobo han acertado promoviéndolo, pero el electorado debería ser consciente de que España, con una población cada vez más envejecida, necesita más mano de obra migrante que no trabaje en la economía sumergida. Tanto la demografía como la economía indican que eso es necesario para Cataluña, hasta el punto de que para mantener la masa salarial en el próximo cuarto de siglo deberían llegar cinco millones de migrantes.
Confiemos en que el seny catalán se imponga el próximo domingo en las urnas y demuestre a esa triple ultraderecha que la deplorable falta de humanidad es también una muy perjudicial falta de previsión para el porvenir.
DdA,XX/5638
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