lunes, 22 de abril de 2024

QUEDA GARIBALDI, SIEMPRE QUEDARÁ UNA BIRRA EN GARIBALDI



Manuel Santana

Con las elecciones vascas de ayer, se clausura la ventana de oportunidad abierta el 15M de 2011 para reformar el régimen del 78 producto de la Transición, una versión del estado que en los últimos años había dado preocupantes muestras de estar agotada. 

Tras la cacería ilegal, perpetrada contra el principal partido surgido del 15M desde la escala política, judicial y mediática, SUMAR emergía como la solución para paliar el desgaste sufrido por PODEMOS, un proyecto político presuntamente basado en una unidad preconizada solo como eslogan, mientras ante la atónita mirada del electorado de izquierdas, el modus operandi era la constante colisión con PODEMOS, la búsqueda desesperada de su erosión para obrar una suerte de operación de sustitución con la que el estado no parecía estar muy en desacuerdo.

Dicha solución, a la vista de sus resultados, se materializa hasta el momento en haber pasado de los 17 escaños obtenidos en las autonómicas andaluzas de 2018 a los 5 de 2022 por una coalición mal avenida, cuya candidata, Inma Nieto, era elegida a dedo por Yolanda Diaz, en los 0 escaños logrados en Galicia, tierra natal de la susodicha, los 6 diputados de PODEMOS en las anteriores elecciones vascas por 1 conseguido en el día de ayer por SUMAR, y en no quedarse sin cogobernar el país en coalición gracias a los 4 escaños que le faltaron a PP y VOX para poder honrar a los españoles con el primer vicepresidente públicamente autodeclarado franquista desde el fin de la dictadura.

Mas allá de que siempre habrá algún pusilánime que quiera presumir de estos paupérrimos resultados, entre todas la mataron y ella sola se murió; las autonómicas vascas terminan de clavar un ataúd, el de PODEMOS, que finiquita una etapa ilusionante e histórica, al haber hecho posible el primer gobierno de coalición de la democracia y una de las legislaturas más reivindicables en uno de los momentos, por diversas razones (pandemias, guerras, volcanes, etc.), más complicados. 

Queda el regreso a un bipartidismo que llevó a nuestra democracia a su momento mas crítico, queda una izquierda devastada, fragmentada en mil pedazos política y emocionalmente, cuyos rescoldos se resignarán con aparecer siempre que no hagan demasiado ruido. Y queda Garibaldi, siempre quedará una birra en Garibaldi.

DdA, XX/5619

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