martes, 16 de abril de 2024

DE CAMINO AL HOSTIAZO, QUE ALGUIEN JUSTIFICARÁ


Mar Iglesias

Al abrir la puerta del periódico arrastraba algo debajo. Alguien había incluido en sus prietas costuras un papelito de cuaderno mal cortado. Sin muchas explicaciones hablaba de algo conocido, como quien lo sabe todo y no desvela nada, ni siquiera su nombre. «PSOE Ponferrada. El 11 de abril Olegario increpó a los manifestantes porque tenía un coche grabando del que salió el chico de verde. Hay vídeo». Todo en una letra rápida y roja, tal vez para hacer juego con el partido del que hablaba, y con frases mal formadas, dejando en el aire una no escrita (lo sabemos todo, hay hostias justificadas). Sí, así, sin despeinarse y queriendo decir pero no diciendo. Un  «merecido lo tenía» en toda regla, al hablar de un maltrato físico a un presidente del Consejo Comarcal. Me voy a las redes sociales por si el individuo del bolígrafo rojo hubiera dejado más huella que esa amenaza latente de «hay vídeo». Y a él no lo veo, pero sí  un montoncito de comentarios que desequilibran el sentido de las cosas y desasosiegan  «este hombre hablaba demasiado», «que digan lo qué pasó antes», «menudo teatro». Justificaban unas patadas de las que «hay vídeo»  también. Y eso se extiende a una  «lógica» alternativa a muchas cosas. Existe quien cree que puedes merecerte una hostia cuando insultarte no llega, o quien tiene el baremo que marca que, a partir de aquí, hostia al canto. Hay quien cuenta con un termómetro para medir la temperatura corporal a la que se cuecen las hostias. Vamos, que en este mundillo de ineptos que se guían por los mensajes televisivos, hay un elenco de hacedores de tortas dispuestos a arreglarlo todo a base de patadas. Y sacan pecho como liberadores de un sistema con el que no comulgan. Se harán camisetas, seguro, y pondrán «yo también pegué a Olegario Ramón». Y se sentirán satisfechos de la hazaña, aunque, al leer en alto el papelito de la letra roja, se den cuenta de la estupidez supina que pretenden explicar. Darse cuenta de (demasiado optimismo). Tal vez sea la evolución humana, que alcanzó su tope con el diseño de los aviones y, desde entonces, solo hace que desnortarse hacia el suelo. Hay que apretarse los cinturones en ese viaje sin regreso, de camino al hostiazo, que alguien justificará. Y sí, seguro que «hay vídeo», pero no esperanza. 

NUEVA CRÓNICA  DdA, XX/5614

No hay comentarios:

Publicar un comentario