Félix Población
Camino de las 30.000 personas asesinadas por el Estado de Israel en la Franja de Gaza y cuando ya sólo les queda a los genocidas arrasar Rafah, el último refugio donde más de un millón de gazatíes se han visto obligados a sobrevivir en unas condiciones infrahumanas en el límite con la frontera egipcia, el ministro de exteriores de la Unión Europea, alto representante de no sé qué, considera que ya está bien de masacre y que hay que parar esta barbarie. Para ello le pregunta a Netanyahu si quiere que la población palestina se vaya a la luna, porque también pretende desalojarla del último rincón que le queda de su tierra, y le dice a Biden y a las naciones europeas que dejen de enviar armas a Israel. Antes, no, antes Josep Borrell no tenía esos arrestos para tratar de evitar que la masacre continuase, como si para manifestarse como lo hace ahora se le tuviera que permitir antes al Estado de Israel el asesinato indiscriminado de ancianos, mujeres y niños hasta rebasar una cifra que supera la mitad de las víctimas mortales. ¿Qué ocurrirá con Rafah? ¿Será el colofón a la nueva versión del holocausto al que hemos estado asistiendo mediáticamente a lo largo de los últimos meses? ¿O la diplomacia europea y norteamericana lograrán convencer al Estado de Israel para que ponga fin al capítulo más brutal de su historia, en la que no faltan otros contra el mismo pueblo palestino? A punto de dar por terminada su dilatada carrera política, Josep Borrell también debería reparar en el papel que ha estado jugando hasta ahora como alto representante de no sé qué, a fin de que cuando se retire de la profesión que ha ejercido durante tantos años, su conciencia no le diga que para hacer lo que hizo hasta el momento, en que parece que su conciencia reacciona después de una las más espeluznantes masacres de niños que ha habido en la historia, mejor se hubiera bajado antes del cargo de alto representante de esa Unión Europea cómplice de la barbarie. Más que postmorten, amigo Álvaro, el alto el fuego que se consiga será post-holocausto, esta vez en directo, delante de nuestros ojos, y con apoyo militar europeo. Cuando se logre, son capaces quienes medien para conseguirlo de sentirse satisfechos, Borrell incluido.
CÓMPLICES Y COLABORACIONISTAS
DdA, XX/5.568
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