jueves, 1 de febrero de 2024

FEMINISTAS RADICALES IMPONEN UN RÉGIMEN DE TERROR EN "EL PAÍS"


Félix Población

Vamos a tener que suponer que a ciertas edades la capacidad de desbarre de ciertos intelectuales tornadizos está en consonancia con su ineptitud o decadencia para acometer los propósitos y afanes por los que alcanzaron cierta nombradía. Al caso de Fernando Savater, despedido del diario El País recientemente por sus ataques al medio que generosamente pagaba sus columnas, hay que unir estos días el de su amigo Félix de Azúa, que como don Fernando era colaborador fijo del periódico desde su fundación en 1976. También como Savater, don Félix se ha despachado a gusto en la prensa conservadora, único destino al que estaba abocada su firma. Azúa ha dicho en The Objetive que quien dirige El País no es Pepa Bueno sino el expresidente del gobierno Rodríguez Zapatero, una vez fallecido Miguel Barroso, y que además se apoya en un consejo de administración absolutamente disparatado, sin especificar en qué consiste el disparate. Azúa piensa que Zapatero mueve en la sombra los hilos del periódico y que la opinión de Savater no era de su gusto ni del grupo [PRISA], secuestrado por feministas radicales que mantienen un régimen de terror dentro de la redacción. Tampoco quien fuera catedrático de Estética pormenoriza lo que quiere decir con esta última frase, cuya sola literalidad hace imaginar a ZP dirigiendo desde un atril tenebroso a una banda de redactoras colmadas de rabiosa misandria, frente a las que sus compañeros varones se sienten sometidos y acojonados. Me parece que a don Félix se le ha ido el despecho demasiado lejos y en lugar hacer una crítica más o menos razonada, ha optado por el desbarre más o menos esperpéntico. Espero que esa no sea su línea a partir de ahora en el medio o medios que cuenten con su firma, y que ésta no esté tan deteriorada como dan a entender criterios como los comentados o su soltura creativa para buscarle un eslogan publicitario a su nuevo periódico: The Objetive, el país del siglo XXI.

Léase también@Cuando el nacionalismo vuelve conservadores a los intelectuales.

DdA, XX/5.556

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