jueves, 18 de enero de 2024

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL O LA EMPÁTICA RESURRECCIÓN DE THE BEATLES



José Ignacio Fernández del Castro

«La etiqueta “inteligencia artificial” es un atavismo de los años setenta. Las máquinas no experimentan emociones, ni tienen un sentido de la historia, de las heridas o de la nostalgia…»

Evgeny MOROZOV“Ni es inteligente, ni es artificial: esa etiqueta es una herencia de la guerra fría”.

El País: Ideas/Inteligencia Artificial/Opinión: 3-4-2023.

 

Nuestra inteligencia nace y se desarrolla en un diálogo, no siempre pacífico, con el medio que habitamos… En esa lucha cotidiana por pasar de la mera supervivencia a grados superiores de bienestar van fijándose mutaciones que nos permiten una mejor evaluación de cuanto nos rodea y una más precisa capacidad para actuar, mediante el control sobre el propio cuerpo para utilizar cuanto nos rodea en beneficio propio y de nuestros semejantes (claro que siempre habrá quienes, olvidados de sus semejantes, se centran tanto en lo propio que pongan en riesgo la supervivencia del entorno)… En consecuencia, nuestra inteligencia es el resultado de un largo proceso, paulatino y continuo, en el que se combinan, Darwin dixit, un azar relativo y un estricto determinismo; y, precisamente por ello, no tiene límites precisos en su configuración, asumiendo manifestaciones evidentemente multidimensionales con desarrollos no necesariamente armónicos en cada ser humano.

Y, precisamente por eso, resulta impropio, más allá de lo metafórico (paradójicamente, al estilo de la hipótesis cartesiana del animal máquina, heredada de su conocimiento del Antoniana Margaritaopus nempe physicis, medicis ac theologis non minus vtile quam necessarium, 1554, donde aparece por primera vez la tesis del automatismo de las bestias en palabras del médico español Gómez Pereira, lo que acabaría desembocando en su extensión a la especie humana en 1774 con  L'homme Machine de Julien Offray de La Mettrie), hablar de una inteligencia artificial (IA) separada de otra inteligencia natural… Toda inteligencia que desarrolle la especie humana, por más que tome cuerpo en cacharrería electrónica y softwares cada vez más refinados, es necesariamente humana, es decir, un producto de ese proceso “natural” de mejora en las capacidades para un diálogo más fructífero y ventajoso con el medio.    

La IA que hoy conocemos va poco más allá de la celérica recombinación de ingentes cantidades de datos previamente acumulados, haciendo que emerjan potenciales conexiones desconocidas… Pero no necesariamente útiles; y mucho menos culturalmente relevantes por su contribución al más preciso conocimiento del mundo y nuestro lugar en él.

Pero, en este proceso de desarrollo de la llamada IA, que está en sus inicios (por lo que las posturas fundamentalistas al respecto carecen de sentido), sí hay ya una aportación relevante (más allá de los trabajos académicos que pueda hacer el ChatGPT y la propia capacidad de éste para aprender): la forzosa revisión de conceptos filosóficos (con sus correspondientes derivadas morales y normativas) como los de persona, producto cultural, máquina, inteligencia, aprendizaje, autoría… En fin, la vida humana misma…

La IA, para hacérsenos más simpática, acaba de “resucitar” a The Beatles publicando uno de sus temas inéditos y sin una grabación conjunta: “Now and Then” (“De vez en cuando”)… Pero en realidad, en el medio siglo que la canción durmiera el sueño de los justos, había tenido ya intentos de “reanimación” en los años setenta y, sobre todo, en febrero de 1995, cuando, al acercarse el decimoquinto aniversario del asesinato del mítico Lennon en New York, Paul, George y Ringo quisieron incluirla en el proyecto de antología beatle, cosa que no se pudo culminar ante los problemas tecnológicos de incorporar la la voz de John procedente de una grabación casera en cinta… Todo cambió cuando, en 2021, Peter Jackson y su equipo desarrollaron un sistema de software para la producción de la miniserie documental, en tres episodios, The Beatles: Get Back, con él lograron desacoplar de forma precisa y más sencilla la voz de Lennon de las notas del piano, para incorporar la grabación original a las de los otros tres miembros de la banda… Una verdadera tarea de arqueología melódica donde la tecnología, la supuesta inteligencia artificial, no hizo sino poner el instrumento simplificador del proceso (un proceso que podría haber llevado a cabo antes, con mucho más trabajo y necesidades de asesoramiento beatlemaniaco, un equipo experto en ingeniería de sonido). Así que lo que puso de manifiesto el resultado, el producto cultural, es la inmensa capacidad creativa de la gloriosa banda, porque en ella está la verdadera inteligencia (musical) que, con Paul McCartney y Giles Martin, colaborando en la producción, la ha vuelto a situar en el número uno en Estados Unidos y en Gran Bretaña… ¡53 años después de la última vez, 43 años después de la muerte de Lennon y 22 de la de George Harrison!.

Y es que el sistema de IA, aparte de ser creado por inteligencias naturales cooperativas, carecía de emociones, del sentido de la historia de la banda, de sus conflictos internos o de la nostalgia que nos provoca volver a escucharlos… Como en el desarrollo de Internet, señalara Evgeny Morozov (El desengaño de Internet. Los mitos de la libertad en la red, 2011), la utopía de la libertad en un ciberespacio igualitario en su neutralidad era un ectoplasma tras el que había básicamente negocio, vigilancia y control… Pero el retorno de John, Paul, George y Ringo lo llega a compensar. De vez en cuando.

     DdA, XX/5.544     

No hay comentarios:

Publicar un comentario