lunes, 15 de enero de 2024

GAZA, “LA SOLUCIÓN FINAL”… O CONTRA LOS “SAQUEADORES DE TIERRAS AJENAS”

 


José Ignacio Fernández del Castro


«Pero no usaré la palabra «asesinos» para hablar de los árabes que han perdido sus pueblos. De ninguna manera, no usaré a la ligera esa palabra para referirme a ellos. Con respecto a los nazis, sí. Con respecto a Stalin, también. Y con respecto a todos los saqueadores de tierras ajenas.»
Amos OZUna historia de amor y oscuridad (2002). 

Entre el 27 de diciembre de 2008 y el 18 de enero de 2009 las Fuerzas de Defensa Israelíes desencadenaron sobre la Franja de Gaza la llamada Operación Plomo Fundido​, una ofensiva bélica por tierra, mar y aire, previa campaña de bombardeos “preparatorios”... Fue, desde la mirada palestina (y del mundo decente), la “Masacre de Gaza”, una respuesta, basada en en una Ley del Talión ampliada al lanzamiento de proyectiles de mortero contra objetivos civiles israelíes, colonos de los territorios ilegalmente ocupados, por parte de milicianos palestinos… O sea que, “pretendiendo destruir la infraestructura terrorista y la capacidad militar de Hamás”, se atacaban puertos, ministerios, cuarteles policiales, depósitos de armas y, por supuesto, los túneles subterráneos que comunicaban la Gaza con Egipto, a la vez que, daños colaterales por medio, se destruían escuela u hospitales y se diezmaba la población civil palestina.

Desde entonces los gobiernos israelíes, aparte de reforzar los límites de Gaza, mediante nuevos asentamientos ilegales, hasta convertirla en el campo de concentración mayor (y más hacinado) del mundo, han venido manteniendo una actitud de “venganza” que supone por encima de los seis muertos palestinos por cada muerto israelí… Y aprovechando cualquier “provocación” (por ejemplo, el secuestro y asesinato de tres jóvenes judíos en el asentamiento de Cisjordania en junio de 2014 que, a su vez, respondía al asesinato de otros tres adolescentes palestinos en Beitunia en las protestas de mayo de 2014 por el día de la Nakba), para volver a pasar a sangre y fuego sobre la Franja de Gaza (por ejemplo, con la Operación Acantilado Poderoso que, desde el 8 al 17 de julio de 2014, produjo 2.310 muertos palestinos y unos 11.500 heridos, con más del 70% civiles, sobre todo mujeres y niños, mientras eran 66 los soldados y 5 los civiles israelíes muertos, con 1.306 heridos).

Yo era articulista en un medio regional cuando ocurrieron los acontecimientos de la Navidad de 2008-2009… Y dejé de serlo precisamente porque mi artículo sobre el tema no fue publicado (léase, fue censurado por la empresa, más allá del jefe de redacción)… Realmente resulta curioso ver hoy, quince navidades después, la permanencia de aquel artículo:

GAZA, ¿LA SOLUCIÓN FINAL?

Son tantas las voces políticas y mediáticas que, ante las tropelías de Israel en Gaza, se la cogen con papel de fumar… “No se puede hacer un análisis simplista de los hechos en términos de buenos buenísimos contra malos malísimos”, “no se debe olvidar que fue Hamás quien rompió la tregua”, “no podemos dejar de reconocer que Israel se defiende rodeado de pueblos y países que no han reconocido nunca su legitimidad como Estado”, “debe mantenerse una exquisita neutralidad ante el conflicto para posibilitar la mediación diplomática”… nos dicen bien repanchigados en sus muelles asientos de servidores del pueblo (¿de qué pueblo?) o de informadores de la verdad (¿de qué verdad?). Pero, efectivamente, dejémonos de análisis simplistas (e interesados) y profundicemos un poco en los contextos, los hechos y las cifras…

No hace, tal vez, falta repetir (ya se ha mostrado hasta la saciedad) que Hamás, esa “tenebrosa organización” incluida por el nuevo orden mundial postSadam en el gran Catálogo Universal de Grupos Terroristas, ataca a Israel con unos pocos cohetes artesanales, mientras el ejército israelí responde con el más sofisticado e inagotable armamento proporcionado por los Estados Unidos (o la propia y meliflua España); o que la ruptura de la tregua se produce desde un pequeño territorio asediado y sellado a la entrada de toda ayuda exterior durante mucho tiempo… Pero acaso sí sea necesario recordar que Hamás ha sido precisamente una creación de Israel en su estrategia para romper la unidad palestina en torno a Al Fatah.

Si nos fijamos, por otro lado, en los resultados “objetivos” de la invasión terrestre de Gaza, la cosa es un poco más apabullante… Superadas ya las mil víctimas palestinas, incluyendo más de trescientos infantes, las bajas judías apenas superan la docena, siendo apenas el diez por ciento civiles (parámetros comparativos muy similares a los del año 2008 o los anteriores)… Además, la acción bélica sumada a más de tres años de bloqueo hace que más de ochocientos mil palestinos carecen de agua corriente mientras las estaciones de bombeo de agua y tratamiento de aguas residuales están anuladas, que tres cuartas partes de la población palestina carezca de luz eléctrica, que en los hospitales palestinos apenas se puedan hacer ya curas superficiales ante la carencia de material quirúrgico y el botiquín más elemental, que casi tres cuartas partes de los enfermos crónicos palestinos hayan visto suspendidos sus tratamientos, que una cuarta parte del personal sanitario presente en Gaza ni siquiera puede acceder a los centros médicos...  Y tantos hechos que tornan imposible las tareas de la  propia ONU o de la Cruz Roja Internacional, que impiden la presencia de la prensa internacional, o que obstaculizan hasta la burla la solidaridad internacional con esas pseudotreguas de tres horas que “filtran” la ayuda dejándola menos de un quince por ciento de los mínimos humanitariamente  imprescindibles.

No hará falta reiterar tampoco (podría acusársenos de gratuitamente morbosos o interesadamente sensacionalistas) los episodios más inhumanos de la acción bélica israelí: matanzas masivas es escuelas de Naciones Unidas, bombardeo de edificios donde el propio ejército judío había concentrado apenas veinticuatro horas antes decenas de refugiados palestinos, casi cien mil palestinos desplazados,… Pero sí parece necesario matizar las recientes declaraciones, acaso “de mala conciencia”, del embajador de Israel en España en su queja por la “toma de postura del gobierno español”. Comparaba el diplomático judío los eventuales episodios truculentos de la invasión de Gaza con algunos que se habían dado, sin protestas internacionales, hace diez años en la acción de la OTAN sobre Sarajevo; pero aquello, que tampoco era ajeno a un debate internacional sobre la legitimidad del empleo de la fuerza, se realizaba como respuesta de la ONU ante la existencia previa de un conflicto que cobraba la forma de un genocidio. En realidad, la comparación suscitada nos llevaría a pedir la intervención militar decidida de la comunidad internacional para frenar el conflicto evitando las acciones de un ejército supertecnificado que derivan en el genocidio de un pueblo carente de medios mínimamente sofisticados de defensa.

Si pensamos, por otro lado, en el contexto histórico, es bien cierto que, tras la implantación del Estado de Israel (1948), éste no fue reconocido por buena parte del mundo árabe ni por las organizaciones palestinas… Pero no es menos cierto que sobre la propuesta de partición territorial de la ONU (1947), Israel fue ocupando, con  “argumentos defensivos”, territorios hasta culminar, en la guerra de 1967, con una drástica reducción del territorio palestino en un cuarenta por ciento, al ocupar Gaza, Cisjordania, Jerusalén y los territorios sirios de los Altos de Golean… La política de asentamientos de colonos judíos en los territorios ocupados radicalizó esos argumentos defensivos hasta derivar en una microfragmentación de los territorios palestinos (1999), la construcción de un muro de separación, etc.

Todo ello ha llevado, incluso, a intelectuales judíos, como el historiador Avi Shlaim, a señalar la política de asentamientos como un gran error histórico por las consecuencias de radicalización de enfrentamientos que supone y a definir la actual situación de la franja de Gaza como un caso insoportable de “subdesarrollo deliberado”.

Y es que ni el “sufrimiento del pueblo judío bajo la Alemania nazi”, ni el mito del “judío errante”, pueden seguir justificando la continua sordera del Estado de Israel ante las resoluciones de la ONU y la opinión pública mundial… Nadie, con criterios morales, puede ya aceptar la legitimidad de las acciones de gobiernos sionistas que han ultrajado los derechos humanos hasta dar carta de naturaleza a la aberración de los “asesinatos selectivos”…

Nadie puede, racionalmente, admitir que el pueblo que sufrió en sus carnes la solución final hitleriana, pretenda ahora imponer una desgracia de “solución final sionista” en Gaza. Por eso, parece oportuno, cuando hasta las autoridades y embajadas israelíes, con tantos poderes mirando para otro lado, asumen ya en voz más o menos alta el discurso de esa “solución final” para Gaza (sea por una genocida manu militari, sea por el exilio forzoso hacia África de toda la población  palestina), insistir y recordar también el rechazo a los “saqueadores de tierras ajenas” que mostraba Amos Oz… Claro que el mayor escritor judío de los tiempos recientes, forjado en un  kibutz, además de Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2007, fue cofundador del movimiento pacifista israelí Shalom ajshav (Paz Ahora)… Así que no parece que sus compatriotas, que tantas veces le llamaron traidor en vida, vayan ahora a hacerle mucho caso. 

     DdA, XX/5.540     


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya estás tardando... , en empezar SU
LECtuRA ... .. . , : *;*

Publicar un comentario