sábado, 20 de enero de 2024

DIARIO DEL AIRE XX: VEINTE AÑOS ES MUCHO (CASI TODO)

José Ignacio Fernández del Castro

«Obra de tal manera que tu existencia (en exilio o éxodo) se ajuste a tu propia condición de habitante de la frontera.» Eugenio TRÍAS SAGNIER: La razón fronteriza (1999).

Escribía Alfredo Le Pera y cantaba Carlos Gardel, en su tango “Volver” de 1934, “que veinte años no es nada”… El Diario del Aire, al que diera vida y aliento el singular Félix Población, cumple ahora esos veinte años… Veinte años ejerciendo de heraldo de la memoria democrática y eco de la información y la opinión alternativas frente a los límites del discurso público impuestos por los medios masivos, siempre al servicio de sus amos, los poderes reales (léase económicos)… Una memoria que no es (nunca ha sido) simple nostalgia lánguida, sino, como recogen los propios diccionarios, recuerdo que configura nuestro hoy para que podamos vislumbrar un mañana mejor, pero también gloria, que nos ayuda a reconocernos en quienes nos precedieron, y estudio de cuanto, porque fue, debe ser conocido… Una información y opinión alternativas porque se mueven precisamente en esos márgenes de la agenda mediática, en ese límite fructífero, en esa frontera que es ya el único rincón, tierra de nadie, casi un no lugar donde, más allá, también, del lodazal de exabruptos de las redes, (aunque se aloje en ellas), encuentra acomodo para florecer el pensamiento divergente.

Así que cuando, con el único aval de conocimiento personal que unas insólitas y literarias crónicas futbolísticas (en mi propio Facebook) de una temporada del Sporting de Gijón que comenzó con sorprendente gloria y acabó en tal ridículo que ni los Fernández y sus compinches pudieron mantener la tentación de prorrogar más su nefasto mandato, Félix me propuso escribir para su criatura, ¿cómo iba a negarme?.

Y aquí estamos, haciéndolo con honor después de haber sido invitado a escribir (y luego puesto en el camino de dejarlo, censura mediante) en buena parte de los medios escritos asturianos… Aquí estamos haciéndolo con la mejor voluntad sin las presiones ajenas ni la autocensuras habituales en este mundo… Aquí estamos haciéndolo, en fin, con la solidaria libertad de quien ha encontrado un rincón donde por fin puede respirar con sus propios pulmones sintiendo que en él se aprecia cada uno de sus hálitos.

Porque vivimos en un mundo donde, aquí y ahora, un segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos es posible, después de las tropelías cometidas en su primer mandato… Donde, en la misma España, el interés mediático apunta un triunfo del Partido Popular apoyado y teñido por la ultraderecha de Vox (y hasta Junts si fuere menester)… Donde, en Europa, el ultraderechismo de Hungría o Polonia ha dejado de ser una anécdota, con el neofascismo de Giorgia Meloni gobernando en Italia, la derechización creciente de Emmanuel Macron en Francia… Donde se le pasa la mano al populismo de Volodímir Zelenski (porque “el malvado Putin” pretende unas ocupaciones que en otros territorios se toleran, y hasta apoyan) en una Ucrania con un régimen asentado sobre una matanza de sindicalistas y comunistas (con el Partido Comunista prohibido todavía a día de hoy) y que no duda en conceder medallas a líderes de grupos neonazis confesos… Donde Argentina abre paso a un Javier Milei que lleva el anarcocapitalismo al arrebato y la locura antisocial que sonrojarían a los propios paladines de tan insolidaria teoría (anti)política… Donde Israel, con el halcón Benjamín Netanyahu al frente, asume ya sin rubor su planes genocidas sobre los palestinos de Gaza, violando cada día los derechos humanos mientras ocupa ilegalmente territorios y los “países civilizados” sufren tortícolis colectiva de tanto “mirar para otro lado”…

Un mundo, en definitiva, donde no sólo corren “malos tiempos para la lírica”, que cantaba el grupo Golpes Bajos allá por 1983, sino en el que, para decirlo con las palabras que Theodor Adorno utilizara con respecto al tiempo posterior a Auschwitz, “escribir poesía es un acto de barbarie”… Porque vemos como cada día se torna incluso menos civilizado.

Y por ello el Diario del Aire, veinte años después es más necesario que nunca… Porque sólo cabe ya tomar la palabra para hacer un ejercicio de memoria capaz de abrir el mañana, y estimular la información y la opinión que nos lleven a las fronteras del discurso posible…

Y el Diario del Aire lleva siguiendo la recomendación, con imperativo categórico, de Eugenio Trías veinte años… Ajustándose a su propia condición de habitante/medio de la frontera… Por ello, es mucho (casi todo).

DdA, XX/5.546

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