lunes, 8 de enero de 2024

DIARIO DEL AIRE XX: PERIODISMO Y CULTURA EN LIBERTAD

Contar con este breve texto de Félix Maraña, uno de esos colegas a lo que siempre ha tenido en consideración este Lazarillo por su labor profesional y cultural en Euskadi -adonde llegó procedente de su León natal-, es un regalo, como lo fue en su día contar con un prólogo con su firma para mi libro de relatos La risa de vivir y otros cuentos sin cuento (ed. Círculo Rojo), publicado en 2021. Agradezco mucho sus palabras con motivo del vigésimo aniversario de este modesto DdA, en donde también suelo incluir de vez en cuando sus décimas satíricas sobre la actualidad, pues además de ser un periodista de los que dignifican la profesión, que falta hace, Félix es un magnífico poeta.


Félix Maraña

He dedicado medio siglo de mi vida al periodismo. Fundamentalmente, al periodismo cultural. He conjugado la tarea en la crítica, la información, el análisis, el reportaje informativo, en la conciencia que, al otro lado del soporte, sea papel, TV., radio o electrónico, hay unas personas que esperan, aceptan o rechazan el mensaje. Ese periodismo de intención y acción cultural (también sobre cultura se puede hablar política, histórica, económicamente) ha sido para mí propósito y razón de vida. Por esa trayectoria he tenido especial interés en seguir, valorar y reconocer la tarea de otros colegas de la información crítica. Uno de éstos –como lo fue, por poner ejemplo muy adecuado y amigo, Manuel Leguineche– es mi tocayo Félix Población, a quien he encontrado en el trecho de la madurez en la red de redes. Lamentaría que esto no hubiera sido así, porque me habría perdido la mirada y labor de un periodista, a quien recuerdo como redactor y en algún puesto directivo de algún periódico zamorano de hace algunos años. Este encuentro a través de la línea virtual nos ha permitido una relación de confianza, hasta el punto de que cierto día me pidió un prólogo para un libro de relatos. Pero lo fundamental de esta relación es haber podido celebrar sus textos permanentes en su blog, donde en entregas generosas, de cuidada redacción y esmero crítico, Población nos ha ofrecido miradas, informaciones, críticas y documentos de memoria de excelente significación. Por sólo citar uno de esos textos, recordemos aquí como referencia del conjunto de su mirada cultural sobre el mundo, el dedicado al cantante y ciudadano republicano Jorge Sepúlveda. Sepúlveda, que vivió en los campos de concentración y exterminio de Franco en Levante, donde coincidió con Max Aub y Manuel Tuñón de Lara, no era sólo un cantante de una voz tornasolada y limpia. Era un ciudadano que perdió la guerra, un poeta, un hombre que, sin el gran tajo de la guerra, como decía Machado, hubiera sido un intelectual de un recorrido vital más feliz. Vivió sepultado en vida, a pesar de ser famoso como cantante. Pero, para salvar el pellejo, tuvo que renunciar a su identidad, cambiar de nombre y recorrer el trecho del franquismo en la clandestinidad. Cuando murió, quiso ser enterrado en una sepultura anónima, una fosa común, en donde sabía que estaban ciudadanos republicanos, abandonados de todos en las cunetas del país, durmiendo a la intemperie y en el olvido del sistema. Invito a los lectores a volver sobre ese artículo de Población. Por el mismo entenderemos que el periodismo de Félix es un periodismo de ciencia, rigor y sentido histórico, y conciencia, mirada sobre la realidad de los desheredados de la Tierra, de los condenados al silencio. Y su blog invoca el Aire, ese elemento liberador de la respiración pulmonar, como “Torre del Aire” es también el título de la obra teatral de otro periodista, que fue colega de Población, Valentín Martín, que trabajó en el periódico como jefe de Félix y quien, como Leguineche, forma parte de esos periodistas que hablan y escriben desde y en la cultura, para retratar el mundo que tocan, celebran o padecen. Un aire liberador, porque la libertad ha sido y es la enseña de Félix Población, un periodista, un escritor, un intelectual de pensamiento, que no hay dios que se atreva a jubilar. Afortunadamente para todos nosotros.

DdA, XX/5.533

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