La respuesta más contundente a la vengativa oposición de los sectores más derechistas del país a la amnistía a los imputados por el Procés la dio el que fuera diputado y sindicalista encarcelado en el Proceso 1001 al final de la dictadura, Nicolás Sartorius, quien recordó que "nosotros amnistiamos a los que nos habían asesinado".
Sin aquel perdón a los franquistas y a sus esbirros, el proceso democrático sería distinto y a lo mejor los jerarcas de la dictadura hubieran sufrido unos cuantos años de cárcel por sus crímenes de más de 40 años, pero la generosidad de la izquierda hizo posible la reconciliación nacional.
Contrasta ese perdón de la izquierda socialista y comunista con la cicatería de la derecha más reaccionaria con los líderes catalanes, cuyo delito fue poner urnas sin permiso, mientras que los que fueron perdonados con la Constitución fueron redomados asesinos, ladrones y corruptos. Si no de qué Billy el Niño hubiera muerto en la cama y con la tranquilidad del que recibió honores y distinciones de sus camaradas.
La ofensiva brutal de la derechona con ribetes de golpismo y de frustración por haber podido gobernar y no sacar partido de los indultos va a terminar cabreando al personal y sin conseguir ninguno de sus objetivos. La crispación que generan se volverá en su contra y permitirá resolver un conflicto territorial y un lío de convivencia.
DdA, XIX/5.516
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