lunes, 4 de diciembre de 2023

GIJÓN: CALLES DE 6 METROS DE ANCHO CON EDIFICIOS DE 12 PLANTAS


 
Félix Población

Muy posiblemente mi abuelo, que era un hombre prudente y razonable en sus apreciaciones, sentiría más perplejidad que asombro si tuviera la oportunidad de regresar al barrio en el que discurrió casi la mitad de su vida y en el que falleció en los inicios de los años sesenta, cuando apenas se intuía la brutal etapa desarrollista que acabaría por hacer de su ciudad adoptiva un ejemplo de diseño urbanístico tan poco edificante como el que muestra esta calle en el centro de Gijón. 

La tal calle mide seis metros de anchura y la estrechan aún más, hasta hacer de ella un angosto pasaje de vehículos, sendos edificios de doce pisos, por donde la luz solar tiene precarias posibilidades de filtrarse. El paso de peatones por las aceras ha de hacerse casi en fila india porque apenas hay espacio para más. Uno y otro edificio creo que datan de los años ochenta, cuando a la vista de la especulación desbocada y los desastres urbanísticos perpetrados en las dos décadas anteriores, el crecimiento vertical de la villa no conoció límites para dar acogida al crecimiento demográfico experimentado como consecuencia de la oleada migratoria desde las provincias del interior. 

Mi estimado David Alonso está haciendo desde hace unas semanas algo que siempre eché de menos como observador, sobre todo teniendo en cuenta que mi memoria gijonesa y la de mi generación arranca poco antes de que la ciudad experimentase ese crecimiento desbocado hacia arriba, del que su último capítulo hasta la fecha son algunos edificios históricos que se han mantenido en pie, desafiando a una piqueta que fue inmisericorde, y han sufrido un recrecimiento en no pocos casos lamentable, como si también hubiera que afear aquellas construcciones que sobrevivieron a ese caos edificatorio.


Si lo de la calle de seis metros de anchura con sendos edificios colaterales de doce plantas cada uno movería a perplejidad a mi abuelo, me parece que a la perplejidad uniría una dosis sustancial de repudio si avistara la irregular línea de altura y estilos dispares perceptible en los edificios de una de las calles próximas a los Jardines de la Reina, en las inmediaciones del puerto deportivo, más conocido por El Muelle, y no muy distante del barrio de Cimadevilla, cuna de la ciudad. 

Desde el fondo de la calle, a un palacio del siglo XVII lo siguen varias construcciones del siglo XIX, configurando con los edificios modernos siguientes un perfil de alturas escalonadas a capricho que, con el que hace esquina, por detrás de la alta palmera de los Jardines de la Reina, componen esa bochornosa línea amarilla que denota el desprecio y la falta de sensibilidad que se tuvo para que la ciudad creciera urbanísticamente como lo hizo.

Dado que los Jardines de la Reina es uno de los lugares que mantiene en parte algo de la memoria urbana gijonesas y que mi abuelo solía descansar un ratillo cuando me llevaba de la mano a las subastas de pescado en La Rula, estoy convencido de que sabría discernir que entre su ciudad vieja y la que no vio crecer debería haberse dado un desarrollo urbanístico más armónico estéticamente, que respetara, con algo más de inteligencia y coherencia entre los edificios históricos y los modernos, el espacio original de las calzadas y los edificios que levantaran en ellas. 

Estaré atento al trabajo que en este sentido nos depare David Alonso, convencido de que, como en el caso de estas instantáneas, no dolerán en los ojos a quienes asistimos presencialmente, con mayor o menos conciencia del desastre, a ese disparatado crecimiento urbanístico que ha hecho del centro de Gijón unas de las concentraciones de habitantes por kilómetro cuadrado más altas de Europa. No es como para presumir.


Puede apreciarse en esta fotografía, que me dicen data de finales de los años setenta, el crecimiento en vertical experimentado por la villa de Gijón en el corazón mismo de la ciudad, donde discurrió mi infancia y adolescencia, y el contraste en altura entre los viejos edificios y las nuevas construcciones. En esa zona se encuentra la calle de seis metros de ancho y los dos edificios colaterales de doce plantas.
 
            DdA, XIX/5.512         

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