Félix Población
El resentimiento, en un panorama político donde la corrupción ha venido siendo asunto capital de actualidad, opera tal como lo hizo con un tal Calvente, que fue abogado de Podemos y por resentimiento y mala fe denunció supuestas irregularidades contables en el partido, consistentes en la existencia de una caja B, el desvío de dinero de la campaña electoral de 2019, irregularidades en la reforma de la sede de Podemos en Madrid, amén de otras.
El primer medio que se ofreció a Calvente, después de que este señor fuera despedido de Podemos, fue el diario El Mundo de mi estimada Lucía Méndez, en donde el mencionado abogado le sirvió al juez Escalonilla la posibilidad de montar un caso judicial que no se ha resuelto hasta ahora, más de tres años después, y que con la comprobación de las facturas hubiese quedado en nada.
Se le dio el nombre de Caso Neurona por una supuesta contratación con la consultora de tal nombre por unos trabajos de asesoría para los comicios generales de 2019. Las diez líneas de investigación abiertas por Escalonilla han quedado archivadas, dejando una vez más en evidencia la persecución y acoso mediático-judicial a que ha sido sometido el partido morado desde que pasó de las calles a las urnas con un éxito que se puede considerar histórico.
Es de agradecer que ayer en Hora 25, el informativo nocturno de la SER, Aimar Bretos juzgara pertinente la opinión de Pablo Iglesias al respecto, consciente quizá de que desde que la superioridad decidió eliminar El ágora, la tertulia en la que Iglesias participaba con Calvo y Margallo, los ingresos publicitarios y el interés de los oyentes por otras tertulias son ostensiblemente menores.
Los periodistas de El Mundo, La Razón, ABC y El Español han triunfado, señaló Pablo Iglesias en su intervención, porque ya tienen la izquierda que querían a base de campañas insidiosas y falaces contra Podemos como la que se inició en El Mundo. Pero lo que no mata vacuna, advirtió también Iglesias, que dejó entrever la posibilidad de un Podemos más fuerte, a pesar de la generalizada aversión mediática.
Quién fuera el líder del partido morado y el político más vilmente difamado en el actual periodo histórico de este país, amenazas de muerte incluidas, ha resumido lo que el caso Neurona nos dice de la democracia española, del poder, de la izquierda y del periodismo con un post en el que subraya el carácter de lawfare de esta operación con la colaboración indispensable del poder mediático. "Pero no pidáis autocrítica al periodismo y a los jueces por una praxis corrupta -termina diciendo con ironía-, la autocrítica la debe hacer Podemos".
Aunque los medios en su mayoría están contribuyendo a hacernos creer que el partido morado es un partido en extinción, gracias a la operación montada con Sumar, no parece nada reconfortante para la democracia española que una formación política que ha salido limpia de toda acusación de corrupción contra ella, pueda ser desalojada de la vida política, cuando los dos partidos hegemónicos de turno no pueden precisamente decir lo mismo. ¿No les parece que acabar con Podemos, tal como se ha pretendido, sería el mayor fracaso democrático del régimen del 78?
DdA, XIX/5.517
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