Lazarillo
Es opinión generalizada entre quienes saben de eso y no tienen la obligación o el compromiso de seguir encomiando al cantautor, que Víctor Manuel hace ya bastantes años que dejó de cantar como cantaba y que su permanencia en el escenarios obedece a eso tan habitual, entre los más idolatrados cantantes de nuestra historia, de seguir manteniendo sus recitales en público. Para ello vale cualquier excusa, como puede ser, en el caso del cantautor de Mieres, su septuagésimo quinto aniversario, una edad en la que muchos profesionales llevan ya unos cuantos años disfrutando de la jubilación. No es el caso de Víctor Manuel, como tampoco el de Raphael, Sabina o Serrat, todos ellos cantautores muy respetables con una carrera profesional admirada por varias generaciones, pero que se resisten o han resistido a dejar de cantar en público, por mermadas que estén las facultades que mantuvieron años atrás. Ni las magníficas orquestaciones con las que ofrecen su repertorio, ni los avances técnicos en materia de sonido logran encubrir esas carencias, por más que sus recitales sigan convocando a un público masivo y devoto de la nostalgia que despiertan sus canciones. Esto último no debería llevar a determinados medios de comunicación como un diario asturiano a titular un reciente recital de Víctor Manuel en Gijón como el de un "guaje en plena forma". Un medio de información digno no debería caer en esa idolatría ridícula.
DdA, XIX/5.466
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