Félix Población
Con todo lo que ocurrió desde que Rubiales el de los genitales echó mano de los mismos en una tribuna de honor con motivo de la final del más importante campeonato de fútbol femenino, pasando acto después a besar en la boca -presión mediante- a una de las campeonas, casi he perdido la cuenta del tiempo transcurrido sin que ese señor haya sido desalojado oficial y definitivamente del cargo que ocupa (sólo ha sido apartado o suspendido). Me parece que han pasado ya dos semanas y hasta ayer, que yo sepa, sólo uno de los componentes de la selección masculina de ese deporte (Borja Iglesias) repudió públicamente el comportamiento del presidente de la Federación Española, renunciando a jugar en La Roja. Incluso ayer, cuando por fin los bien pagados y mimados futbolistas de La Roja, leyeron un comunicado solidarizándose con la futbolista y todas sus compañeras, me pareció que quien lo leía, sin apenas levantar la cabeza del texto, lo hacía sin mucho convencimiento de su necesidad, como una mera fórmula a la que los integrantes de esa selección hubiesen llegado después de que su entrenador pidiera disculpas por haber aplaudido a Rubiales cuando éste repitió por tres veces que no iba a dimitir. Tardía, muy tímida, formalista y cobarde me ha parecida la reacción del equipo deportivo más mimado de nuestro país, después de que su jefe reparara en su error. Esperar a la reacción de éste, una vez arrepentido de sus serviles aplausos a su superior, para mostrar su solidaridad con sus compañeras, campeonas del mundo a la tercera vez que participan en la máxima competición internacional, me parece deplorable. Esperemos que el fútbol femenino pueda discurrir por otros comportamientos distintos a los que ha mostrado la mayoría de los jugadores de la selección masculina (menos Borja Iglesias) con este caso. El dinero todo lo enfanga, pero por ahora las mujeres futbolistas de La Roja no dejan de dar lecciones de deportividad y solidaridad. Por eso su victoria en Australia será más que una victoria, por más que la haya enfangado un tipo impresentable*.
*Sería de utilidad pública volver a ver esa victoria en televisión, después del hartazgo que llevamos con las imágenes de Rubiales tocándose los cojones y estrujando a su subordinada.
PS. Montse Tomé, ya es nueva entrenadora de la selección femenina de fútbol.
DdA, XIX/5.435
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