Ernesto Carratalá
La gran mayoría de los catalanes no quieren oír hablar de separación, ni de independencia ni nada por el estilo. Están de acuerdo con que hay que "desjudicializar" lo que ocurrió en 2017 y, si acaso, están a favor de un referendum que deje de una vez por todas las cosas claras. Pero de separación y de odio a España nasti de plasti. Yo tengo muy buenos amigos catalanistas y me han explicado esto en muchas ocasiones. Lo que ocurre es que hay una minoría, en España y Catalunya, que están dispuestos a dar "la barrila" con el asunto. Son una minoría en las dos partes pero la mala suerte es que el sistema electoral les da una representatividad que luego es necesaria a la hora de conformar mayorías y minorías en el Parlamento. Por una parte está Vox que siembra el odio hacia los catalanes argumentando que ellos nos odian a nosotros. Y luego están ERC y Junts que siempre han sido separatistas, independentistas y que desgraciadamente, con un mínimo porcentaje de sufragios tienen una representatividad parlamentaria que no tendrían con otro sistema electoral. Y estos han aprendido muy bien la lección que practicó Jordi Pujol. "Si quieres mi apoyo me tienes que dar..." el principal político capullo que claudicó fue Aznar y su famoso "yo hablo catalán en la intimidad". Les dio la plena competencia en materia policial y bastante dinero. Si entonces la derecha hubiese dicho que no, como dice ahora, otro gallo nos cantaría.
Afortunadamente en Catalunya en las elecciones está ganando el PSC de Salvador Illa que sostiene una doctrina y estrategia radicalmente diferente a los planteamientos maximalistas de las dos partes.
Los catalanes, y se que sobre lo que voy a decir me van a llover críticas, son gente muy consecuente socialmente hablando
Pues eso.
Pd.- Esta reflexión la dedico a mi familia catalana, los Castellá, que fueron los que me convencieron de este argumento que he efectuado. Bueno, a ellos y a todos mis amigos y compañeros de RNE en Catalunya con los cuales conviví en Barcelona durante probablemente el peor año de mi vida por motivos personales pero a los que agradezco siempre que puedo su cariño y apoyo en esa época que, por otra parte, fue maravillosa.
Visca Barcelona, Visca Tarragona, Visca Catalunya y Visca els meus amics.
DdA, XIX/5.438
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