Félix Población
Si como me temo, doña Yolanda la de los vetos, la misma que con su estrategia de silenciar a Podemos y su fracaso electoral nos ha dejado a expensas de un nuevo tamayazo o del chantajismo de los independentistas, pretende silenciar la voz del partido morado en el Congreso, lo que puede ocurrir es que todo ese sector de la sociedad que votó con las pinzas en la nariz al PSOE o a Sumar para evitar un gobierno de derecha extrema se sume a los abstencionistas de izquierda a la espera de que en unos próximos comicios se recupere lo que falta: una formación política que desde la izquierda vuelva a ilusionar a un electorado que, otra vez, se está quedando sin expectativas de ser escuchado. Es lo que pretende doña Yolanda la de los vetos tratando de dejar sin portavocía a Podemos en el Parlamento, siguiendo la directriz del Partido Socialista, cuyo único objetivo es dejar a su izquierda a una formación política con el mismo carácter minoritario y simbólico que tuvo Izquierda Unida en el pasado, sin que pueda existir el riesgo que corrió el PSOE cuando solo unos miles de votos lo separaron de Podemos en unas elecciones generales. Falta saber qué parte del electorado que votó a Podemos o a Unidas Podemos se siente no representada por la línea política trazada por Díaz, tan acomodada a la del Partido Socialista que podría llegar a confundirse. Tengo el presentimiento de que, de darse un segundo gobierno de coalición con el PSOE, el grado de satisfacción del electorado de izquierda va a ser mucho menor que el logrado en la anterior legislatura, con no haber sido el de ésta todo los satisfactorio que cabría esperar. Doña Yolanda ya está maniobrando para que así sea, con lo que Podemos o lo que venga seguirá siendo más necesario. Porque si se le quita la voz a este partido, digo yo que habrá que buscar los votos para recuperarla. No hace falta nombrar a la persona que lideraría ese proyecto porque está en la mente de todos cuantos creen en el papel de la mujer en la sociedad que viene.
Desde hace meses recibo correos de la administración del diario El País para que me suscriba a su periódico por un precio cada vez más bajo. Mi respuesta siempre es la misma: su periodismo está cayendo muy bajo.
DdA, XIX/5.434
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