miércoles, 13 de septiembre de 2023

AZNAR, LOS HECHOS DESTRUCTIVOS Y ETA

 


Félix Población

Nada que objetar al comentario de Jesús Maraña sobre el de otro de los reaparecidos jarrones chinos a la vuelta de las vacaciones estivales. Después de Felipe González le ha tocado protagonizar titulares a su sucesor en el desempeño de la Presidencia del Gobierno, al que por aquí conocemos como Aznar el de las Azores.

Fue él quien colaboró en la invasión de un país sirviéndose de aquella falacia comprobada de las armas de destrucción masiva, por la que ni siquiera pidió disculpas, como sí lo hicieron otros dirigentes políticos extranjeros. Tampoco lo hizo cuando, como consecuencia de esa invasión de Iraq, Madrid sufrió el mayor atentado terrorista de la historia de este país y José María Aznar culpó de la masacre a ETA por ver si en las elecciones generales que se iban a celebrar esos días esa mentira le procuraba a su partido los votos suficientes para seguir gobernando.

Aquella masacre se saldó con casi 200 muertos y el mismo sujeto que tan miserable actitud mostró entonces tiene la desfachatez ahora de volver a utilizar el terrorismo de la organización vasca, con la que acabó el gobierno de Zapatero durante una legislatura caracterizada por la airada postura del Partido Popular atacando de manera indigna la política antiterrorista del ejecutivo, para equiparar el rechazo a la amnistía de su formación política con el "¡Basta ya!" contra ETA. 

Parece como si después de las declaraciones de Felipe González, contrario también a la amnistía de los independentistas catalanes, el expresidente Aznar hubiese optado por superarle con unas manifestaciones totalmente antidemocráticas, más propias del socio de extrema derecha del Partido Popular, al equiparar un posible gobierno democrático respaldado por 178 diputados con el historial de una banda terrorista que dejó de matar hace tiempo y que, en su caso, Aznar el de las Azores debería privarse de mentar. 

Lo hizo falazmente ese señor después de los atentados del 11 de marzo de 2004, con el indigno propósito de ganar votos para su partido, y me parece que no debería volver a unas andadas que supusieron para su persona el mayor desprestigio, porque, en efecto, si aquella brutal tragedia sí fue el hecho más destructivo que padeció nuestro país durante su actual periodo democrático, la mentira de Aznar colmó a la máxima autoridad del gobierno de España de oprobio. 

PS. Obviamente, lo de llamar a una "movilización nacional" contra el gobierno, deja a ese sujeto (menos mal que no lo llamó movimiento), más bajo aún que lo que ya estaba.

            DdA, XIX/5.443           

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