Nos dice Alberto en este post que la moto de su padre siempre estuvo en casa, de vieja y de renueva, cuando fue restaurada hace más de veinte años. Se trata del primer modelo que Avello fabricó en Gijón. Alberto la monta de vez en cuando para alguna salida de motos clásicas. A quienes nos gustan las motos, nos encanta que Alberto mantenga la de su padre viva y flamante a sus más de 70 años, y sobre todo dentro de su casa, que es tanto como decir corazón y memoria adentro. Vaya para él un abrazo de este Lazarillo. Y otro para el restaurador de la moto.
Alberto Alonso
Hoy es un buen día, como otro cualquiera, para recordar cosas agradables, y haciendo una pasada por mis fotos me encuentro con la que más abajo publico.
Tengo un buen rebaño de motos antiguas, unas en buen estado, otras muy mejorables y el resto, como dice un amigo mío muy entendido en eso de las motos, “como pa echar a los gochos”, pero entre todas ellas hay una a la que quiero muy por encima de las demás. Es la moto que fue de mi padre, que estuvo siempre en casa muy cuidada, pero como el paso del tiempo había dejado su huella fue restaurada hace más de veinte años para dejarla prácticamente como cuando salió de la fábrica de Avello en Gijón.
Desde su restauración la llevé a varias exposiciones, participé en alguna salida de motos clásicas, la tengo dentro de casa, donde arranca la escalera para la primera planta y se la enseño, con otras que tengo por aquí cerca, a cuantos las quieren ver.
¡A que ye muy guapa! ¡A que tá muy cuidada! ¡A que ye muy antigua! ¡A que tien toles pieces de origen!, pero, lo mejor pa mí, ye que ye la moto de mi padre.
DdA, XIX/5.426
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