Félix Población
Todo parece indicar, con el adelanto en casi medio año de las elecciones generales por parte del Presidente del Gobierno, que lo que pretende Pedro Sánchez, ante la debacle propia de su partido y la de la izquierda, es evitar una derrota aún mayor que la que podría darse en diciembre, una vez instalados los gobiernos de coalición que la derecha y la extrema derecha habrán de pactar para gobernar en determinados territorios. Todo parece indicar que el Presidente del Gobierno ha decidido que los comicios generales se celebren apenas dos meses después de los municipales y autonómicos para pillar a la izquierda apenas sin tiempo para pactar una unidad in extremis que me temo, de darse, no va a sanear del todo el efecto desmovilizador que han tenido sus desavenencias internas entre los electores proclives a esa ideología. Estos meses atrás han sido muy dañinos para el proyecto político que en su día supuso Podemos, sobre todo porque, a la ofensiva mediática que ha tenido que soportar desde su nacimiento, se añadieron después las divisiones internas, los partidillos surgidos de su tronco y la nefasta actitud de Yolanda Díaz haciendo todo lo posible porque su proyecto Sumar fuera, por no sumar de raíz con todos, tan lesivo como muestran los resultados del pasado domingo. Es muy posible que Pedro Sánchez piense, después de lo ocurrido anteayer, que a su izquierda no va a tener -aunque se una en última instancia- una alternativa potente, sino más bien una alternativa debilitada, y que, ante la posibilidad de una gobierno nacional de la derecha con la extrema derecha, se imponga el 23 de julio el voto útil a su partido. Si este ha sido su razonamiento para adelantar las elecciones, creo que se equivoca. Pero también podrían darse otras alternativas, aquellas con las que, históricamente, se derrotó a la derecha y a la extrema derecha en España.
DdA, XIX/5.360
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