Pablo Iglesias
Me
caía bien Paolo Vasile. Ma tu sei comunista, me
decía siempre entre risas al tiempo que me aseguraba que, en cuanto dejara la
política, me ofrecería un contrato para presentar un programa de televisión en
Telecinco. Sin duda me veía las intenciones mejor que nadie aquel malvado
directivo de Mediaset. Vasile hablaba castellano perfectamente, pero era tan
romano que el itagnolo se acababa imponiendo y uno tenía
la sensación de estar hablando con un personaje de Sorrentino. Amigo de
Berlusconi (“Ayer Silvio me llamó para decirme que ve a menudo el telediario de
Piqueras”, me dijo una vez), es de los tipos con poder que me resultó más
simpático de todos los que conocí cuando fui secretario general. No pondría la
mano en el fuego por él, pero le reservo una celda con calefacción junto a
García Margallo en el gulag que estoy construyendo en Girona con pasta de Jaume
Roures y de Nicolás Maduro.
Lo que pasa es que se me han adelantado. Vasile no ha podido pasar
por mi tribunal popular koreano porque el tiro en la nunca (metafórico) se lo
dieron desde su trinchera. Los Berlusconi le quitaron de en medio como CEO de
Telecinco y muchos medios dijeron que era una cosa prevista, porque el Red Bull
Atresmedia, más facha que nunca, había superado al viejo Ferrari Mediaset que
seguía con un modelo de entretenimiento algo menos extremista ideológicamente
que una Atresmedia echada al monte con Vallés y Ferreras.
Lo que casi ningún medio publicó es que el “asesinato” de Vasile
estaba ligado al ascenso de Borja Prado. Este ascenso se produjo en dos fases;
primero pasó de consejero a presidente no ejecutivo, y después a presidente
ejecutivo con verdadero mando editorial en plaza.
Esta operación forma parte, en teoría, de la “reestructuración
internacional” del Grupo Mediaset, que se integraría en una sola entidad
constituyendo Media For Europe (MFE), con sede social y fiscal, atención, en
Holanda. Desaparecerían así Mediaset Italia y Mediaset España, y esta
última dejaría de cotizar en España y pasaría a ser la delegación de una
multinacional ¿Se ahorrará así Mediaset impuestos en España? Algún periodista
debería preguntárselo a Maria Jesús Montero en la próxima rueda de prensa.
Borja
Prado, “el liquidador”, es un especialista en hacer pasar empresas españolas a
manos extranjeras
¿Pero quién es Borja Prado? Mis fuentes que saben de estas cosas
me lo retratan como “el liquidador”, un especialista en hacer pasar empresas
españolas a manos extranjeras como ocurrió con Endesa y Abertis. Borja Prado
sería el encargado de materializar las operaciones y conseguir las
autorizaciones pertinentes del regulador. Su padre, Manuel Prado y Colón de
Carvajal, además de descendiente del genovés que inició la colonización de
América, fue testaferro de Juan Carlos I y amigo íntimo del afortunado Javier
de la Rosa, que a pesar de haber sido condenado en tres ocasiones por delitos
económicos solo estuvo dos meses en el trullo, gracias, por lo visto, a una
intervención del emérito que habría logrado que le concedieran el segundo grado
penitenciario por “razones humanitarias”. Los que conocen su trabajo le
presentan como un especialista en la expatriación de empresas españolas que
pasan sistemáticamente a convertirse en filiales italianas. Simultanea sus
vínculos con las italianas Mediabanca y Mediaset con sus “trabajos” para las
monarquías del golfo pérsico, las que habrían dotado generosamente su fondo
Península Capital. El hijo de Sarkozy, lobbista de Qatar, forma parte de su
equipo. Hace pocos días eldiario.es contaba que
el propio Sarkozy cenaba en Madrid con Prado y con Aznar, y poco después Infolibre publicó
que la justicia francesa investiga a Borja Prado por el pago de 3,3 millones de
euros a Sarkozy. Tenía razón Juliana al describir a Aznar como un tipo hábil
manejando varios teclados a la vez.
El caso es que, en julio del año pasado, El
Confidencial informó de que Mediaset no alcanzó los requisitos
establecidos en la Ley del Mercado de Valores para exigir la venta forzosa al
resto de accionistas. Pero a pesar de ello –contaba el digital de Nacho
Cardero– la compañía no renunciaba a su intención de promover la fusión por
absorción de Mediaset España por parte de MFE.
Para conseguir las autorizaciones administrativas que requiere, Borja Prado necesita la connivencia de las autoridades españolas, y aquí es donde aparecen sus vínculos con la derecha política y sus pronunciamientos contra el gobierno social-comunista. Y este 2023 es el año electoral.
CTXT DdA, XIX/5.350
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