lunes, 8 de mayo de 2023

ISRAEL ARRASA POR SEGUNDA VEZ UNA ESCUELA PALESTINA

 


Félix Población

Lo que hace la Unión Europea en estos casos es una declaración de condena. No pasa de ahí, porque la Unión Europea cada vez pinta menos en el concierto internacional -mucho menos en esa zona histórica de conflicto- y porque Israel contará siempre con el respaldo de Estados Unidos. Me estoy refiriendo a la destrucción de una escuela palestinas por las tropas israelíes, una escuela que ya fue demolida hace seis años y que había sido financiada con fondos de la Unión Europea, que son los fondos aportados por todos nosotros. 

La escuela esta en las afueras de Belén y acogía a un total de sesenta estudiantes entre primero y cuarto de primaria. Cuando fue destruida en 2017 se reconstruyó en ese mismo año. El Tribunal Supremo de Israel había autorizado esa demolición el pasado mes de marzo, pese al recurso presentado por varias organizaciones humanitarias. Peace Now, una organización pacifista, ha hecho saber que el derribo fue solicitado por la organización derechista Regavim por ser una construcción ilegal e insegura, aunque todos los permisos estuvieran en regla. También denuncia que el gobierno israelí jamás se ha preocupado de cumplir con sus obligaciones morales y legales de cubrir las más básicas necesidades de los vecinos palestinos en los territorios ocupados. 

Saber que ocurren estas cosas en una tierra conquistada por la fuerza y que la fuerza arrasa reiteradamente el derecho a la educación de quienes sufren esa ocupación debería merecer algo más que declaraciones de condena por esa Unión Europea a la que pertenecemos. Bruselas recuerda a las autoridades israelíes que "las demoliciones son ilegales según el Derecho Internacional" y que "se debe respetar el derecho de los menores a la educación". Por eso insta a Israel a "paralizar todas las demoliciones y desahucios" porque "solo aumentan el sufrimiento de la población palestina y provocan un incremento de la tensión". 

Esas declaraciones, como tantas otras, no tendrán ningún eco en Tel Aviv. A Israel le interesa la tensión porque sabe que la fuerza con la que cuenta es inmensamente superior a la de la resistencia palestina  y porque a mayor tensión tendrá más motivo para ejercer mayor represión. Lo lleva haciendo durante decenios y el resultado está escrito en el mapa y en el número de palestinos refugiados en otros países: 5,7 millones a finales de 2020.

DdA, XIX/5.345

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