José Ignacio Fernández del Castro
«La sombra de la casa se le presentaba en la oscuridad envuelta siempre por la retícula de los andamios, horadada por las ventanas vacías, sin cubrir. Los trabajos procedían con tal lentitud que de un viaje a otro Quinto lo encontraba todo exactamente igual. Le parecía que la forma definitiva de la casa era aquélla; terminada no conseguía imaginársela. Toda su pasión por las cosas prácticas, por la realidad concreta, hela aquí: un montón de material inutilizado que no lograba ser nada, veleidades, tentativas no llevadas a término.»
Italo CALVINO (Santiabo de Las Vegas, La Habana, Cuba, 15 de octubre de 1923 – Siena, Toscana, Italia, 19 de septiembre de 1985) La speculazione edilizia (1963 -La especulación inmobiliaria, 1981-).
La ciudadanía ovetense ha hablado en las urnas... Y lo ha hecho una vez más con el hálito que, a la vez, renueva y perpetúa un rancio aire de La Regenta clariniana: el cantelismo… Y ello pone aún más sobre la mesa la cuestión de los usos de la antigua Fábrica de Armas de La Vega, pendiente de la firma de un convenio definitivo (del que se dijo que avanza, pero sin ninguna luz y muy pocos taquígrafos) que abra las actuaciones ya prefiguradas tras la firma del protocolo, entre el Ministerio de Defensa, el Gobierno del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de la capital. Y es que nos encontramos ante una oportunidad histórica para renovar completamente el acceso norte a la ciudad, creando a la vez un espacio para el disfrute ciudadano y la cohesión urbana.
Los procesos previstos en el protocolo conocido y firmado, aparte de necesitar una descontaminación previa completa de los terrenos (atribuida al Defensa) y estar sometidos a la posible paralización inmediata si aparecen restos arqueológicos a lo largo de las obras (no en vano el recinto fue convento de la orden de Fontevrault fundado en 1153 por Doña Gontrodo en terrenos de su amante Alfonso VII que, probablemente, habían albergado algún palacio de Alfonso II), son muy genéricos y, realmente, poco estimulantes desde ese punto de vista… Un reparto de los terrenos que dejará, sí, las tres cuartas partes en manos del consistorio (unos 25.000 metros cuadrados de suelo libre y 37.500 construidos) constituido además como “administración urbanística actuante”, con un plazo prorrogable de cinco años para el desarrollo de esas actuaciones.
Mientras tanto, el gobierno autonómico se centrará (y rehabilitará) la vieja nave de cañones para usos relativos a un polo de desarrollo biosanitario y tecnológico; y el Ministerio se reservará terrenos procedentes de demoliciones (sobre todo de los chalets y sus garajes) para poner en marcha la construcción y promoción de 100.000 metros cuadrados residenciales en altura (con un 30% de vivienda protegida y el restante 70% de vivienda libre) sobre unos 15.000 metros cuadrados de suelo, incluyendo un “torre singular” como referente y un garaje subterráneo público para 400 plazas. Por ende está el desvío de la inserción urbana de la autopista Y segregando la finca, dejando aislado el Taller de cañones del resto (y unido por zonas verdes al ahora más etéreo Bulevar de Santullano y San Julián de los Prados.
En fin, un proceso tan complejo como difuso en atribuciones, plazos y usos, que lo único que anuncia ya es una sobredimensión de los usos residenciales (no incompatible, además, con usos mercantiles, cuando ya cuenta con uno de los mayores centros comerciales de la ciudad a cruce de autopista) para satisfacer las demandas económicas de Defensa; una cierta imagen kitsch en la “bienvenida urbana” entre la torre singular y la iglesia prerrománica de San Julián; una demolición masiva de elementos singulares (como los chalets) que, aunque no estén catalogados, podrían posibilitar, con una rehabilitación siquiera unitaria, un adecuado marco para un centro de recibimiento e interpretación de la propia historia del recinto (y de la ciudad en su conjunto)… Y, en general, una total falta de definición precisa de los usos socioculturales que, más allá del polo biotecnológico y el eje hostelero con El Vasco y Gascona, puedan derivar una verdadera factoría de cultura viva al servicio de la comunidad.
Así que a asociaciones ciudadanas como “Salvemos La Vega”, más allá de la recogida de miles de firmas de las gentes de buena voluntad, les toca ejercer la constante vigilancia de la operación urbanística para que ésta no nos deje con la misma sensación que atenazaba al Quinto de La especulación inmobiliaria ante esa casa convertida en eterna ”tentativa no llevada a término”.
DdA, XIX/5.360
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