viernes, 21 de abril de 2023

JORGE JÁUREGUI: EL ECOLOGISMO NO ES UNA OPCIÓN SINO UNA NECESIDAD


Ismael Juárez

Hace unas semanas saltó a la prensa el incendio que sufrió un teito en Somiedo por unos desconocidos. Un episodio sin aclarar todavía del que el copropietario de la cabaña, Jorge Jáuregui, prefiere ser cauto a la hora de señalar a los responsables. Biólogo y profesor de secundaria en un instituto de Grau, dirige junto a Sofía Berdasco la empresa Somiedo Experience que atrae a la zona a visitantes ávidos de observar la naturaleza. Jáuregui, con cincuenta y seis años, además acaba de publicar un libro de fotografías, “Somiedo esencial”, un trabajo que le ha llevado tres lustros llevar a cabo, y que se une a una trayectoria vinculada al medio rural desde hace años. En la década de los noventa hizo una investigación sobre la ecología de los asturcones en la Sierra de Pedrorio y la relación de estos animales con los espacios naturales y el lobo. Entiende el ecologismo “no como una opción, sino como una necesidad, si queremos sobrevivir como especie”. Tal es así que añade: “Hace cuarenta años llevábamos chapitas con la frase Salvemos las ballenas. Hoy deberíamos llevar otra que dijera Salvémonos a nosotros mismos”. Ríe, pero no bromea.

¿Aún no saben quién pudo quemar el teito?

Tenemos varias vías de sospechas, pero no dejan de ser más que conjeturas. No lo sabemos. Aquí en el campo hay muchos problemas que solucionar. Es muy difícil coger a esa gente con las manos en la masa. Actúan con nocturnidad y conocen bien el medio. Se pueda llegar a suponer quiénes son, pero no hay pruebas. Hay un conjunto de factores que hace que los responsables al final actúen con impunidad. El otro día organizamos una concentración en Somiedo con el lema “Por la convivencia, contra la barbarie” y tuvo mucho éxito. Una concentración que se hizo por lo que nos pasó a nosotros y también por otros casos de ataques en la zona. 

¿Qué motivación tuvieron para montar Somiedo Experience?

Nació con el liderazgo pionero de Sofía, que enseña todos los valores naturales que tiene Somiedo, para que la gente los conozca y sepa lo que tenemos. Estamos trayendo gente de toda Europa. Pero no solo nosotros, cada vez hay más empresas. Somos competencia y nos llevamos genial. No es solo cuestión de dinero, somos gente comprometida con el medio ambiente. Somos un tipo de turismo que no tiene nada que ver con el  de Picos de Europa. Las empresas estamos trayendo a gente que son muy respetuosa con la naturaleza. Y aún así, llegará un momento en que las autoridades deberán gestionarlo de alguna manera, poniendo cupos o algo así. No podemos dejar que se masifique. De momento está funcionando muy bien y está trayendo riqueza y esa riqueza hace que la gente local lo valore. He de decir que Sofía viene de una familia vaqueira, su familia siempre vivió de la ganadería, ella decidió cambiar de vida. Ella con su vínculo con la trashumancia y yo con mis conocimientos técnicos creo que hemos hecho un tándem perfecto. Ella ha sido capaz de comprender los valores naturales que tiene Somiedo, de darse cuenta de la riqueza del entorno, también de las alimañas a las que siempre tuvo animadversión.

Entre las posturas que apuestan por una naturaleza sin humanos y las que apuestan por una humanización del territorio desde formas más tradicionales, ¿cómo encaja el turismo rural en todo esto?

En primer lugar, el turismo rural ayuda al despoblamiento. Veo que cada vez hay más gente joven que quiere venir a vivir al campo. No quieren dedicarse a la ganadería, quieren otras cosas, como el turismo rural bien gestionado, insisto, bien gestionado. Si pasase aquí lo que está pasando en Picos de Europa, no defendería esto. Un turismo de naturaleza bien gestionado y respetuoso con el entorno es una oportunidad para mucha gente. Además no hay ningún problema entre la gente que viene y los que ya estaban, es más, está dando vida a los pueblos ese tipo de gente joven que está viniendo y donde incluyo a estudiantes que están de prácticas. Puede que los cazadores furtivos se incomoden porque son más ojos observando, pero en general no hay problemas de convivencia y las oportunidades son muchas. No solo en Somiedo, conozco otras zonas y es lo mismo.

Usted se considera ecologista, al tiempo que convive con personas del mundo de la ganadería. Una de las líneas rojas entre el ecologismo y los ganaderos es cómo afrontar el problema de los lobos. ¿Tan difícil es ponerse de acuerdo en esto?

Cuando hice la investigación hace años vi la presión del lobo sobre las manadas de asturcones No solo lo vi, sino que llevé registros de todos los ataques que se produjeron durante años. Comprendo a los ganaderos, entiendo que son gente a la que hay que tener respeto, que tienen sus problemas, pero hay que proteger al lobo. Creo, de todas formas, que en muchos casos, hay un enfrentamiento absurdo, una polarización de actitudes que no ayudan a nadie.

Pero, entonces, ¿cómo conciliar las posturas entre aquellos que quieren o necesitan un control del lobo para proteger a su ganado y quienes creen que matar lobos no es la solución, además de poner en peligro a esta especie?

El problema está en la administración. Debería estar mucho más implicada con ese tema. Todos los daños que hay de lobo o de oso debería pagarlos de inmediato y de una forma justa. Esa es una reclamación de los ganaderos que yo comparto. Esa es una de las soluciones a este problema. Otra cosa que debería hacer la administración es apostar por medidas preventivas. Y no solo con el ganado, también con los osos o con las abejas. Se debería invertir en hacer un buen estudio e invertir con decisión. Si hay muchos daños por el lobo en algunas zonas hay que tomar soluciones consensuadas que no vayan encaminadas a exterminar al lobo, pero también respetando a la gente que vive en estos medios rurales.

¿Cómo se hace eso?

Es muy complejo, por eso no hay que alentar el odio desde ningún extremo. Hay youtubers que defienden posturas ganaderas que hablan con odio contra el ecologismo. Hay que entender que cabemos todos. Leí la entrevista que le hicisteis en Nortes a Alfredo Ojanguren. Me encantó. Muestra mucho conocimiento, un conocimiento que necesita que ser mostrado, que la gente tiene que conocer. Pero también estoy de acuerdo en algunas cosas que dijo en otra entrevista Xuan Valladares desde el lado de los ganaderos. Estoy de acuerdo en que sin el factor humano no se puede afrontar el reto. Toda Europa occidental está humanizada. El territorio se ha dedicado a la explotación. ¿Por qué en la Cordillera Cantábrica se conservan zonas todavía con gran riqueza natural? Porque son zonas apartadas y abruptas donde no ha llegado de igual forma la mano del hombre. Posiblemente entre Asturias, Galicia y León encontremos el mayor número de reservas de la biosfera, que son un instrumento administrativo cuyo fin es la convivencia del hombre con la naturaleza. Tenemos que ser conscientes de esa riqueza y cuidarla.

Ese es parte del debate, ¿cómo se cuida?

Hay que tener en cuenta a la gente que vive en el medio rural, a la gente que tiene su forma de vida en estos territorios. Si lo que se tiene que promocionar es la convivencia del hombre con la naturaleza, la sostenibilidad, el respeto a los ecosistemas no puede demorarse la forma de encontrar un punto medio. Es cierto que la conciencia medioambiental no está tan arraigada entre los ganaderos, aunque los hay que sí. Pero es cierto que, bajo mi punto de vista, en general los ganaderos deberían desarrollar más está conciencia. Y tal vez para convencerlos debamos utilizar las formas más adecuadas, no agredirlos con palabras ni etiquetas.

¿Cree que hay una conciencia diferente entre lo que algunos denominan “urbanita” y el habitante del medio rural?

Desde hace décadas conozco gente de un extremo y de otro. Hay gente para todos los gustos. No por ser ecologista eres de una categoría concreta ni un urbanita indocumentado. Es cierto que hay ecologistas a los que no entiendo y otros, como Fructuoso Álvarez, en Avilés, que son admirables, de ciudad, con muchos conocimientos, a veces con más que la gente que vive en el medio rural. Y dentro de los ganaderos hay de todo también. De todas formas, hay que darse cuenta de que en Europa apenas existen reductos de naturaleza salvaje porque todo está explotado. Y las zonas que están mejor conservadas es donde viven los ganaderos. Por lo tanto, hay un conflicto de intereses.

Los ganaderos y ecologistas están de acuerdo en que los espacios boscosos están mejor con caducifolios autóctonos que con eucaliptos. Es decir, hay puntos de encuentro, pues empecemos por ahí, por donde podemos ponernos de acuerdo. De una forma civilizada cada uno tiene que exponer sus argumentos. De alguna forma me siento en ambos lados. Soy ecologista, pero aquí me estoy relacionando mucho con ganaderos, la familia de mi pareja es ganadera y he comprendido su sensibilidad también. He visto cómo los ganaderos sufrían cuando los lobos mataban a sus animales. Vaya por delante que veo al lobo como el animal más maravilloso que existe en nuestra fauna. No podemos perderlo porque es una auténtica joya natural. Es cierto que aquí en Somiedo el lobo no es un problema tan grande. Comprendo que en las zonas del oriente asturiano pueda serlo más. La administración debiera ser la que pusiera medidas subvencionando más mastines, subvencionando más comida para los mastines,  subvencionando vallados. En cualquier caso, no creo que el tema de los lobos sea el mayor problema de los ganaderos.

Sin embargo, desde los ganaderos se dice que el lobo es un problema para tener ganado menor.

Por eso son importantes las medidas preventivas. Con más mastines los daños se reducirían mucho. Así que subvencionándolos se conseguiría mucho. Aun con ellos, seguro que caerían cabras y ovejas, pero que la administración pague los daños y que los ganaderos puedan recibir todo el dinero de inmediato. Porque en esta situación lo que se está consiguiendo es el cabreo de todo el mundo y las posturas parece que se polarizan cada vez más.

Como está pasando con los incendios. ¿Por qué ocurrió toda esta barbaridad? ¿Para conseguir unos pocos más de pastos? Lo que pasa es que hay aquí un contubernio que es difícil descifrar, sobre todo sin pruebas. No son solo los ganaderos. Todas las zonas que se quemaron en Luarca no son zonas de pasto. ¿Por qué se quemó todo eso? ¿Qué tipo de intereses puede haber?

Esa es la pregunta que se hace todo el mundo.

Lo que ocurre al final es que hay mucho odio. Hay una guerra, una polarización cada vez más preocupante. Veo a la gente en Somiedo muy cabreada también contra eso que llaman los ecologistas urbanitas. Insisto, hay que debatir y empezar a llegar a puntos de encuentro, que los hay, y desde la comprensión abordar luego los temas que separan. Empecemos por todas esas cosas que hace la administración y que no nos gustan a ninguno. Ahora quieren hacer plantaciones de eucaliptos nitens, cuando el eucalipto ha sido la mayor lacra que ha tenido Asturias. Solamente para alimentar a una industria papelera ha devastado el territorio. Tenemos una de las mayores joyas naturales de Europa occidental y todavía no nos damos cuenta. ¿Por qué no hay molinos eólicos en Madrid? ¿Por qué vienen aquí a devastar zonas donde acaban con todo, también con el turismo rural? ¿Qué tipo de políticas hay ahí? ¿Quién está detrás? ¿Qué intereses hay? Es una vergüenza lo que está pasando, también desde la administración.

¿Entiende que haya gente que pueda llamar a su postura equidistante?

Mi postura no es equidistante. Quiero una solución sensata a un conflicto y para resolver un conflicto hay que comprender a todo el mundo. Entiendo completamente lo que dice Ojanguren, pero es difícil aplicar algunas cosas por las que aboga ya que hay personas que viven de la explotación del campo. Ahora bien, Ojanguren explicó realmente cómo funcionan los ecosistemas y eso es necesario, porque hay mucho desconocimiento, un desconocimiento que luego se refugia en argumentos simplistas, infantiles e incendiarios. Dicho esto, entiendo también los problemas a los que se refiere Valladares. De ahí la complejidad. Soy el primero que critica muchas cosas que hacen los ganaderos, pero para cambiar la sensibilidad de muchos de ellos primero hay que empatizar con sus problemas y entenderlos. Eso sí, los ganaderos que cobran la PAC deben entender que tienen un compromiso con toda la sociedad porque entre los objetivos de esta ayuda europea no está solo conseguir la soberanía alimentaria de Europa, sino contribuir a la lucha contra el cambio climático y la gestión sostenible de los recursos naturales, además de conservar los paisajes y zonas rurales de toda la Unión Europea. Tienen que ser conscientes de la responsabilidad que tienen entre sus manos al recibir esas ayudas.

¿Cree que no son conscientes de esa responsabilidad?

Hay que ser sincero, algunos ganaderos no tienen ningún respeto por el medio natural. Por eso hace falta mucha pedagogía para que este tipo de ganadero entienda ciertas cosas, para que desarrolle cierta sensibilidad por el medio ambiente o, por lo menos, que respete las leyes. Pero hay que insistir que también hay ganaderos que tienen esa sensibilidad y que tratan muy bien a los animales y hay que ponerlos en valor frente a los otros. Hay de todo en todas partes. No se puede generalizar. Es cierto que los informes constatan que el 80% de los incendios vienen provocados por los ganaderos, al menos hasta este año, pero eso no quiere decir que todos los ganaderos sean unos terroristas ambientales.

¿En qué dirección debería ir la futura Ley de Montes?

Pondría el foco en la plantación de eucaliptos. Es una agresión al medio que hay que erradicar. Es la mayor lacra que tiene Asturias hoy por hoy. Es un monocultivo de lo más destructivo y que favorece a muy pocos. Además, el consejero, en vez de hacer tanta pedagogía del fuego, debería hacer pedagogía de los valores naturales que tenemos aquí en Asturias que son de los más ricos que existen en toda Europa occidental. La pedagogía de fuego es muy fácil. Quemas y arrasas para luchar contra la naturaleza, que es lo que se hizo siempre. Pero lo que se hizo siempre no es necesariamente lo que se tenga que hacer ahora.

NORTES  DdA, XIX/5.430

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