Félix Población
A nuestro admirado Pablo Iglesias le cayó en suerte un país en el que la envidia y la mentira, como escribiera el poeta fray Luis de León hace unos siglos a propósito de la Inquisición, pretendieron alejarlo de sus deberes cívicos y de su indudable capacidad y vocación políticas. Así fue desde que asomó su discurso y su coleta en la escena pública con tal denuedo y excelencia que logró, con el equipo fundacional de su partido, uno de los más sonados éxitos electorales conseguidos por una formación política en menos tiempo. Pero aquellos primeros cinco millones de votos había que reducirlos, a base de infamias y falacias del más variado cariz, a la insignificancia, con tal de que el sistema retornara al bipartidismo, con algún partido nacional más sentado en el Congreso, si acaso, que no pasara de ser lo que Izquierda Unida fue durante muchos años. No lo han logrado ninguno de los poderes concitados para ello. El partido morado ha resistido hasta el punto de llegar al gobierno e influir decisivamente para que el Partido Socialista fuera menos medroso de lo habitual en sus avances sociales. Pero el ignominioso acoso perpetrado contra Iglesias, política, personal y familiarmente -incluidas las amenazas de muerte no identificadas por el ministerio del Interior-, tuvo sus efectos. Retirado de la política activa, ha cambiado el escaño en el banco azul por el micrófono y las cámaras, dirigiendo el primer canal de televisión de izquierda en este país con magníficos resultados de audiencia cuatro semanas después de estar en la calle, con un indudable apoyo económico popular para su lanzamiento. Ante esta evidencia, la envidia y la mentira no cejan por parte de los profesionales inmundos de la comunicación, tal como denota esta estupidez sobre el nuevo look capilar de Iglesias, publicada en unos de los diarios que más ha denigrado al periodismo en la reciente historia de este país.
PS. Para colmo de envidias, embustes, inquinas y otras miserias dañinas para la salud, don Pablo muestra un saludable aspecto, físico e intelectual, propio de quien no deja de crecer con lo que hace y con lo que cree.
DdA, XIX/5.436
2 comentarios:
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