El magnífico poeta Alejandro Céspedes, amigo del escritor chileno Luis Sepúlveda, ha tenido la amabilidad de enviar a este modesto DdA dos poemas de Luis, fallecido en Gijón en 2020, sin que la mayoría de sus lectores supiéramos que además de un autor de excelente prosa fuera poeta, con muchos versos entre el material mecanografiado y manuscrito que dejó a su muerte y que, por desgracia para la ciudad asturiana en la que Sepúlveda residió muchos años, acabarán junto a todo su legado en una localidad portuguesa. Céspedes, además de introducirnos en la obra poética del escritor chileno, ha sido el compilador y editor de Disparos al aire, el libro de 220 páginas que la contiene y que ha publicado Visor. La obra se presentará hoy en Gijón, en la Sociedad Cultural Gesto de la villa asturiana, y tenemos la urgente necesidad de conocerla, a sabiendas de que tanto editor como autor merecen toda nuestra confianza. Los dos poemas anuncian una lectura poética fértil e intensa. Escribe Alejandro Céspedes:
"Tras el fallecimiento de Luis Sepúlveda en abril de 2020 se halló entre sus cosas gran cantidad de material antiguo, textos mecanografiados y manuscritos: teatro, novelas, cuentos abandonados, guiones… y sobre todo mucha poesía. Papeles amarillentos de diversos tamaños, folios gruesos y ásperos, alargados, cuartillas, papel de seda que se utilizaba para hacer copias con máquina de escribir y papel de calco, moleskines…, convivían con otros folios en DIN A4 impresos desde un ordenador que, como se observó luego, solían ser versiones y reescrituras de otros poemas antiguos. La mayoría estaban agrupados en colecciones que llevaban el título, la fecha y su firma o su nombre manuscrito en la página que hacía de portada. Hubo que descifrar, ordenar, seleccionar y transcribir uno a uno a un formato digital editable todo el material para estudiar el alcance y el valor de esta obra inédita.
A pesar de su enorme éxito como narrador, su abundante obra poética estaba absolutamente inédita. Solo publicó en ediciones accesibles once poemas en toda su vida. Sin embargo, hubo un tiempo en que Sepúlveda concedió a la poesía una gran importancia. Esta selección de su obra poética ofrece la posibilidad de conocer una faceta distinta del célere escritor, acaso la más íntima. Como buen exiliado, la visión desgarrada y elegíaca de un mundo siempre en fuga está, en este autor lastrado por las pérdidas, adherida a los poemas de forma natural. Hay en él una voluntad inequívoca de confesionalidad y cierta rebeldía latente que, unida a un lenguaje llano, con giros localistas de su tierra natal, hace de él un poeta auténtico y cercano".
LOS PASOS LEJANOS
No quise, es cierto, dar el
primero
de estos pasos que hoy
retumban,
que gimen y que claman
sin que su eco lo recoja la
tierra.
Tampoco quise, es cierto,
inaugurar los cementerios
que hoy transitan cansinos,
derrumbados y macabros,
estos pasos necios de ácrata
olvidado.
Y no tengo sino el recuerdo
de otros pasos
tan cercanos, tan amados, tan
llamados,
cuyo trueno es la paz de mi
memoria,
el perdido manantial donde
refresco
en lágrimas furtivas mis
botas enlodadas
de galeote navegante de
infortunios
por este mar de pasos
obligados.
Algo escucho en la noche
serena de otros pueblos,
en la noche redonda
habitada por sueños frescos y
palabras legítimas
donde anida el amor bajo las
sábanas.
Son estos pasos lejanos que
se alejan aún más
hacia nunca, hacia el adiós,
hacia la nada,
y dejan sus huellas de
pájaros cansados.
Algo escucho en la presencia
temprana del rocío.
Algo siento en la voz blanca
del alba.
Algo queda en el polen del
camino.
Son estos pasos lejanos que
se van de nuevo
con su peso de treinta años
cortados a guadaña
hacia nunca, hacia el adiós,
hacia la nada.
JERICÓ
En tu nombre, amor,
habito yo en esta ciudad sin
nombre, luminosa,
llena de libélulas mecánicas,
una ciudad anónima en los
mapas.
En tu nombre, amor,
transito por decadentes
avenidas,
todo se derrumba a mi lado
y espero
con mi mejor traje
el momento exacto
en el que caerán las paredes.
En tu nombre, amor,
la vida es aplastante,
todo tiene un peso mayor del
soportable,
todo es intemporal y está
temblando
en esta ciudad de gobernantes
difuntos,
en esta ciudad en la que
busco inútilmente
la puerta de salida.
En tu nombre, amor,
el frío de la espera roe mis
huesos fuertes,
caen las estatuas de sus
viejos pedestales,
el moho inunda las axilas del
héroe,
gime el sexo de la mujer de
piedra,
y se callan los parques bajo
sus hojas muertas.
Solo hay derrumbe, amor,
en la ciudad sin nombre.
Y todo caerá en cualquier
momento,
las murallas de ladrillos
rojos
y los techos perfectos.
Los cristales empañados de espanto
vomitarán los interiores
que alguna vez tuvieron,
todo ocurrirá en pocos
momentos, amor,
cuando yo haga sonar esta
trompeta
que guardo en mi bolsillo
desde siglos.
Cuando la última piedra haya
perdido
su condición ficticia,
cuando no quede nada, ni yo
mismo,
cuando de esta ciudad empiece
a hablarse
como de un viejo cuento
que algún día existió para
otros hombres,
ese día, amor,
serás representante
de todo cuanto quise en esta
vida.
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