miércoles, 26 de abril de 2023

DOS POEMAS DE LUIS SEPÚLVEDA

El magnífico poeta Alejandro Céspedes, amigo del escritor chileno Luis Sepúlveda, ha tenido la amabilidad de enviar a este modesto DdA dos poemas de Luis, fallecido en Gijón en 2020, sin que la mayoría de sus lectores supiéramos que además de un autor de excelente prosa fuera poeta, con muchos versos entre el material mecanografiado y manuscrito que dejó a su muerte y que, por desgracia para la ciudad asturiana en la que Sepúlveda residió muchos años, acabarán junto a todo su legado en una localidad portuguesa. Céspedes, además de introducirnos en la obra poética del escritor chileno, ha sido el compilador y editor de Disparos al aire, el libro de 220 páginas que la contiene y que ha publicado Visor. La obra se presentará hoy en Gijón, en la Sociedad Cultural Gesto de la villa asturiana, y tenemos la urgente necesidad de conocerla, a sabiendas de que tanto editor como autor merecen toda nuestra confianza. Los dos poemas anuncian una lectura poética fértil e intensa. Escribe Alejandro Céspedes: 


"Tras el fallecimiento de Luis Sepúlveda en abril de 2020 se halló entre sus cosas gran cantidad de material antiguo, textos mecanografiados y manuscritos: teatro, novelas, cuentos abandonados, guiones… y sobre todo mucha poesía. Papeles amarillentos de diversos tamaños, folios gruesos y ásperos, alargados, cuartillas, papel de seda que se utilizaba para hacer copias con máquina de escribir y papel de calco, moleskines…, convivían con otros folios en DIN A4 impresos desde un ordenador que, como se observó luego, solían ser versiones y reescrituras de otros poemas antiguos. La mayoría estaban agrupados en colecciones que llevaban el título, la fecha y su firma o su nombre manuscrito en la página que hacía de portada. Hubo que descifrar, ordenar, seleccionar y transcribir uno a uno a un formato digital editable todo el material para estudiar el alcance y el valor de esta obra inédita.

A pesar de su enorme éxito como narrador, su abundante obra poética estaba absolutamente inédita. Solo publicó en ediciones accesibles once poemas en toda su vida. Sin embargo, hubo un tiempo en que Sepúlveda concedió a la poesía una gran importancia. Esta selección de su obra poética ofrece la posibilidad de conocer una faceta distinta del célere escritor, acaso la más íntima. Como buen exiliado, la visión desgarrada y elegíaca de un mundo siempre en fuga está, en este autor lastrado por las pérdidas, adherida a los poemas de forma natural. Hay en él una voluntad inequívoca de confesionalidad y cierta rebeldía latente que, unida a un lenguaje llano, con giros localistas de su tierra natal, hace de él un poeta auténtico y cercano".

 

LOS PASOS LEJANOS

No quise, es cierto, dar el primero

de estos pasos que hoy retumban,

que gimen y que claman

sin que su eco lo recoja la tierra.

Tampoco quise, es cierto, inaugurar los cementerios

que hoy transitan cansinos,

derrumbados y macabros,

estos pasos necios de ácrata olvidado.

Y no tengo sino el recuerdo de otros pasos

tan cercanos, tan amados, tan llamados,

cuyo trueno es la paz de mi memoria,

el perdido manantial donde refresco

en lágrimas furtivas mis botas enlodadas

de galeote navegante de infortunios

por este mar de pasos obligados.

 

Algo escucho en la noche serena de otros pueblos,

en la noche redonda

habitada por sueños frescos y palabras legítimas

donde anida el amor bajo las sábanas.

 

Son estos pasos lejanos que se alejan aún más

hacia nunca, hacia el adiós, hacia la nada,

y dejan sus huellas de pájaros cansados.

 

Algo escucho en la presencia temprana del rocío.

Algo siento en la voz blanca del alba.

Algo queda en el polen del camino.

 

Son estos pasos lejanos que se van de nuevo

con su peso de treinta años cortados a guadaña

hacia nunca, hacia el adiós, hacia la nada.

 

JERICÓ

En tu nombre, amor,

habito yo en esta ciudad sin nombre, luminosa,

llena de libélulas mecánicas,

una ciudad anónima en los mapas.

En tu nombre, amor,

transito por decadentes avenidas,

todo se derrumba a mi lado

y espero

con mi mejor traje

el momento exacto

en el que caerán las paredes.

En tu nombre, amor,

la vida es aplastante,

todo tiene un peso mayor del soportable,

todo es intemporal y está temblando

en esta ciudad de gobernantes difuntos,

en esta ciudad en la que busco inútilmente

la puerta de salida.

En tu nombre, amor,

el frío de la espera roe mis huesos fuertes,

caen las estatuas de sus viejos pedestales,

el moho inunda las axilas del héroe,

gime el sexo de la mujer de piedra,

y se callan los parques bajo sus hojas muertas.

Solo hay derrumbe, amor,

en la ciudad sin nombre.

Y todo caerá en cualquier momento,

las murallas de ladrillos rojos

y los techos perfectos.

Los cristales empañados de espanto

vomitarán los interiores

que alguna vez tuvieron,

todo ocurrirá en pocos momentos, amor,

cuando yo haga sonar esta trompeta

que guardo en mi bolsillo desde siglos.

Cuando la última piedra haya perdido

su condición ficticia,

cuando no quede nada, ni yo mismo,

cuando de esta ciudad empiece a hablarse

como de un viejo cuento

que algún día existió para otros hombres,

ese día, amor,

serás representante

de todo cuanto quise en esta vida.

      DdA, XIX/5.435     

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