viernes, 3 de marzo de 2023

LA TILDE DEL SÓLO ADVERBIAL Y EL PASO DEL TIEMPO


La RAE ha decidido el pasado jueves, por fin, que el adverbio 'sólo' (que equivale a solamente) podrá llevar tilde, al igual que los pronombres demostrativos 'este', 'ese' y 'aquel', con sus femeninos y plurales, cuando a juicio del quien escribe haya un riesgo de ambigüedad.

Jano Ludeña 

Hasta el año 2010, la Real Academia recomendaba la tilde diacrítica para diferenciar solo (adjetivo) de sólo (adverbio). No era difícil distinguirla. Cuando podías sustituirlo por solamente, “sólo” llevaba tilde. Pero ese año se decidió anular esa tilde, siguiendo el principio de que, en realidad, no había posible confusión que justificara mantenerla. A priori, parecía una buena decisión, como todas la que simplifican las cosas. Y sin embargo… a poca gente le gustó este cambio. Hoy en día, muchísimas personas siguen usando la tilde y no les agrada nada tener que prescindir de ella. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tanta oposición a una medida que se toma para evitar errores? Vamos a intentar entenderlo.

Todos, o casi todos, aprendimos en la escuela que “sólo”, cuando es adverbio lleva tilde. La ortografía nos decía que no era necesario en todos los casos. Pero, en caso de una posible confusión, es decir, para enfrentar la anfibología (que una cosa se puede interpretar de dos formas diferentes) era conveniente marcar con tilde el adverbio. Este era el típico ejemplo que se nos presentaba: Estudié solo en casa (adjetivo). Estudié sólo en casa (adverbio). En la primera de las frases, estamos afirmando que estábamos solos en casa cuando estudiamos. En la segunda, la idea era diferente: otros quizás estudiaron en la biblioteca o en el bar, yo estudié solamente en casa.

Todo en la vida está sujeto a evolución. La lengua, ya lo sabemos, también. La tendencia de la ortografía española es a simplificar. Poco a poco, la Academia ha ido reduciendo tildes diacríticas. Cuando se considera que ya no sirve para nada, se suprime. ¿Cuándo no es necesario? Cuando realmente no ayuda en nada o casi nada porque la ambigüedad que resuelve casi no existe. En el ejemplo anterior que hemos visto anteriormente, es cierto que existe ambigüedad, pero la misma se resuelve gracias al contexto. La situación en que esa oración sea pronunciada nos dará la pauta para interpretarla correctamente. Siendo así, los académicos se plantean que mejor eliminar esa tilde para siempre.

Además, la palabra “solo” y los demostrativos eran las únicas palabras de más de una sílaba que seguían usando un acento diacrítico. ¿Por qué iba a seguir siendo así? ¿O deberíamos también tildar el sustantivo “vino” para diferenciarlo de “vino” del verbo venir? Seguramente, si los académicos que decidieron suprimir esa tilde hubieran sabido la reacción de muchos usuarios, entre ellos incluso grandes escritores, se lo hubieran pensado dos veces. Quienes nos dedicamos a corregir textos y hemos aplicado la nueva norma, nos hemos encontrado en ocasiones con reacciones que nos hacen dudar. Estas son algunas:

«Exigí desde el principio que sólo sea con tilde, como Dios manda» (Pérez Reverte, escritor). “Al principio decidimos seguir la norma de la RAE, pero desde enero de 2013 hemos vuelto a poner el acento porque quitarlo era como empobrecer la lengua” (Diego Moreno, editor). “No es tan costoso poner esa tilde y perdemos más por algo tan nimio como mantenerla. Al final, es una perturbación innecesaria” (Lorenzo Silva, escritor y editor). “Yo seguí fiel al acento, a sabiendas de que era posible que las editoriales me corrigieran. Al recibir la corrección, lo hice con una sonrisa” (Jorge Carrión, escritor).¿Por qué tanta resistencia? Es difícil saber. Aunque nos atrevemos a sospechar que nos cuesta desprendernos de algo que en su momento nos costó aprender. O, simplemente, por alguna extraña razón, le tenemos cariño a esa tilde. 

La Academia de la Lengua evita presionar a quienes prefieren seguir usando la tilde diacrítica para el “sólo” adverbial. Salvador Gutiérrez, uno de los académicos responsables de este cambio, ha dicho con cierta indiferencia: “que la usen si quieren, no les vamos a penalizar”. En otras palabras, lo que debe quedar claro es que desde 2010 ya no puede considerarse una falta de ortografía evitar la tilde diacrítica en “solo”. Quien no ponga tilde acertará siempre. Pero si te gusta seguir usándola, tampoco pasa nada. El paso del tiempo acabará por imponer y consolidar uno de los criterios que ahora se enfrentan y que hemos tratado de explicar aquí.

   DdA, XIX/5.389   

3 comentarios:

Fackel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fackel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fackel dijo...

Lo bueno de estos temas que al común le parecerán secundarios es que al menos te paras a pensar en una frase, la das vueltas, escudriñas sus palabras, hurgas en sus intenciones y valoras la lengua que afortunadamente poseemos todos, aunque no lo reconozcan muchos del común de los mortales ibéricos. Saludos cordiales y cuerdos.

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