Vicente Bernaldo de Quirós
Desconozco si los ángeles custodios, que celebran su festividad el 2 de octubre y que residen gozando del Padre en la corte celestial, son destituidos cuando cometen un error garrafal en el desarrollo de su misión de guarda de los seres humanos o pueden cambiarles de negociado si la pifia es suficientemente consistente como para dejar en mal lugar a la Divina Providencia. Pero alguien tendrá que darnos explicaciones sobre la escasa eficacia del ángel Marcelo.
No sé si sabréis, y si no no tengo inconveniente en explicároslo, que el que fuera ministro del Interior con Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz, se jactaba de que un ángel del cielo, al que dio el nombre de Marcelo le sacaba de todos los apuros y le cuidaba exquisitamente ya que su condición de custodio de este católico intachable le advertía de los peligros y le ponía a salvo de todos los riesgos inherentes. No contento con este escolta divino, el exministro también advirtió de que un arcangel recibía sus consultas y por tanto sus sabias recomendaciones.
Pero el tal Marcelo, con todos mis respetos, no debe de ser un profesional excelso, porque en los últimos tiempos, Fernández Díaz no solo no recibió la noticia de una fatal enfermedad, sino que es propuesto por la Fiscalía para una condena de 15 años por aprovecharse junto al patriótico comisario Villarejo para hacerle la vida imposible al ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, en eso que en en ámbitos policiales y judiciales se ha venido en llamar el proceso Kitchen.
Parece también que este ángel no tiene demasiados buenos contactos con sus compañeros de profesión, pues si hubiera hablado con el custodio de la ex ministra de Defensa, Dolores de Cospedal podría haber salido indemne de esa investigación, puesto que la buena mujer, que fue también secretaria general del partido y que parecía que estaba implicada hasta las cachas en el asunto, pero su caso fue archivado, entre otras cosas, me imagino por la magnifica relación del ángel de la ex presidenta castellanomanchega, con la Audiencia Nacional.
Mucho lo siento por el bueno de Marcelo (los ángeles tienen que ser buenos por antonomasia), pero sus fracasos han dejado a la intemperie al ex ministro que, por otra parte, está enfrentado a su número dos, un tal Francisco Martínez, que le acusó de ser el inductor del delito, aunque a su ahora enemigo acérrimo no le sirvió para librarse de la investigación judicial y correspondiente petición fiscal.
Y que me contáis de la Virgen del Amor, a las que tanta fe profesa el ex ministro hasta el punto de que le otorgó una medalla al mérito policial y ella que debería estarle agradecida por el detalle, resulta que le da la espalda y no hace nada por tratar de salvarle a este buen hombre del trullo, lo que ha causado una miqueta de perplejidad entre las gentes de bien. Tal y como están las cosas en el orbe de arcángeles y otras figuras celestiales, me da la impresión de que a Jorge Fernández Díaz no le salva de la condena ni siquiera aunque dirija sus advocaciones a Santa Rita, que como todo el mundo conoce, es la abogada de imposibles.
DdA, XIX/5.388
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