martes, 14 de marzo de 2023

LA IMPORTANCIA DE LAS TILDES


David M. Rivas

Yo tengo poca idea de lengua, de filología y de esas cosas tan de gente sentada en preciosas bibliotecas de caoba. Pero creo hablar bastante bien el español y escribirlo con cierta decencia. Soy de los que siempre pongo tilde en el "sólo" adverbial, pero podría dejar de hacerlo sin necesitar pastillas para dormir. Lo que me llama la atención son cosas más pedestres. Vamos a ver. Uno: si la norma ortográfica queda al albedrío del escritor, ¿para qué tener normas? Dos: como tampoco hay confusión entre "ya lo sé" y "se lo dije", ¿también aplicamos el criterio personal? Tres: como, salvo en algunos casos como el típico de "la vaca va en la baca", ¿también podemos poner "b" o "v" cuando queramos, dado que nadie se confunde?, ¿y la "h" intercalada? Cuatro: ¿quitamos las tildes a todas las palabras esdrújulas, dado que nadie las va a pronunciar de forma equivocada? Cinco: Si me llamo Ramón González Pérez, ¿puedo quitar las tildes porque todo el mundo me va a llamar bien? Seis: ¿por qué no quitamos todas las tildes?, al inglés le va mui bien sin ellas. Disposición adicional al punto cuarto: casi todo el mundo dice ahora "sacalá", "estrenaló", "vendeló"..., ¿qué hacer? El caso es que no sé (o se) cómo (o como) los sabios (o savios) del Retiro van (o ban) a ser capaces de limpiar (o linpiar), fijar y dar esplendor. Gavriel Garcia Marquez ganando vatayas despues de muerto.

DdA, XIX/5.398

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