Félix Población
Durante buena parte de mi ya dilatada biografía no dejé de escuchar o leer merecidos elogios acerca de la bahía de Gijón y la más concurrida y nombrada de las playas de Asturias. Me siento un privilegiado por haber podido disfrutar intensamente de esa playa durante mi niñez y adolescencia, ya muy distantes en el tiempo, no así en la memoria, pues creo que en ese ámbito están afincados los mejores de mis recuerdos marineros y hasta el arranque de mi vocación periodística, que ahí sigue a pesar de tanta mierda como sigue rezumando el oficio.
Por eso, después de haber visto esta fotografía de Quique Menéndez, tomada en en el día de la fecha, lamento el nivel de incuria del gobierno municipal ante el panorama que ofrece el arenal de San Lorenzo con esa oscura y extensa mancha de carbón, totalmente imperdonable en una ciudad que tiene en el turismo una de sus principales fuentes productivas cada verano.
Como no se trata de una lacra de ahora sino que viene siendo heredada por las sucesivas administraciones como si ya formara parte del paisaje de la bahía gijonesa, coincido con mi estimado Quique en que cualquier empresa que contaminara hasta ese punto y de modo tan pertinaz un patrimonio natural como el de la playa de San Lorenzo debería haber sido cerrada.
Me sigo preguntando, ante tamaña falta de responsabilidad y diligencia por parte de las autoridades correspondientes, qué hay de la otrora muy activa y reivindicativa ciudadanía gijonesa, trocada al día de hoy en una masa indiferente ante la creciente degradación del que sin ningún género de dudas ha sido y sigue siendo, generación tras generación a lo largo de los años, uno de los escenarios urbanos más gratificantes y de horizonte más expansivo para el ocio y relajado asueto de los vecinos y visitantes de aquella villa.
DdA, XIX/5.398
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