Lazarillo
La de Pico Reja, en Sevilla, es una de las fosas mayores de Europa y llevaba enterrada en la memoria histórica de este país más de ochenta años, entre los que hay que contar casi tantos años de dictadura como de democracia, para vergüenza de los gobiernos socialistas que se turnaron en el poder político. Allí fueron inhumados como alimañas 1.736 personas una vez perpetrado el golpe militar del verano sangriento de 1936. Las víctimas, junto a muchos miles de republicanos más, lo fueron del general golpista Queipo de Llano, hasta el pasado mes de noviembre enterrado junto a su esposa en la basílica de la Macarena. El pasado lunes fueron homenajeadas esas víctimas y entre los presente se encontraba Ángel Rodríguez, que a la avanzada edad de 87 años, ha podido tener entres sus brazos los restos mortales de quien podría ser padre -una vez se compruebe el ADN-, como su padre lo tuvo a él a él cuando era un bebé y fue fusilado por las tropas sublevadas en la tapia del cementerio. Sobre el pecho de Ángel, agitado sin duda por la emoción de la circunstancia, se puede leer Fascismo nunca más. Desde que hace tres años comenzaron los trabajos de exhumación de las víctimas republicanas en Pico Reja, cuenta el cronista que Ángel Rodríguez no ha faltado un solo día al seguimiento de las obras. La confluencia formada por Podemos e Izquierda Unida ha pedido al Ayuntamiento de Sevilla que "agilice los trabajos" de exhumación de las fosas comunes que todavía quedan sin abrir. Otros hijos de las víctimas no han llegado o no llegarán a este acto de justicia y reparación por las injustificables y bochornosas dilaciones en esas tareas. Por cierto, ¿sigue luciendo la Virgen Macarena el fajín del general felón Queipo de Llano?
Léase también: @Queipo sale la basílica y Blas Infante de la fosa, Por Ángel Munarriz.
DdA, XIX/5.411
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