Félix Población
Ocurrió el 15 de marzo de hace dos años. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Asuntos Sociales y Agenda 2030 deja su cargo por voluntad propia para presentarse como candidato esa primavera a las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid al objeto de evitar, con una candidatura de unidad de la izquierda, un gobierno de derecha trumpista en ese territorio, según sus propias palabras.
Pablo Iglesias hace balance de los logros del ejecutivo de coalición del que ha formado parte y a partir del tercer minuto del vídeo considera que hay que dejar paso a nuevos liderazgos, citando a este propósito a varias compañeras de Unidas Podemos entre las que destaca especialmente a la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, a quien considera la mejor titular de ese departamento en la reciente historia del país. Díaz sería quien sustituyera a Iglesias en la vicepresidencia segunda, sin dejar la cartera que sigue encabezando.
Llega incluso a decir Iglesias, en ese fragmento de este interesante documento viodeográfico que me ha participado un reciente y apreciado colaborador de este modesto DdA, que podría ser la próxima presidenta del Gobierno de España, si ella así lo decide con su candidatura y así lo quiere la militancia de nuestras organizaciones. Lo bueno de las videotecas es que también el silenciamiento de su material habla de la decantación con la que los medios orientan sus líneas editoriales.
Las últimas frases del entonces todavía vicepresidente segundo, que pocos días después recibirá cuatro balas de cetme en un sobre en las que se vertían amenazas de muerte contra su compañera la ministra Irene Montero, él mismo y sus padres (nunca se ha sabido la identidad del remitente o remitentes), apelan a la unidad de la izquierda porque a esa derecha extrema que amenaza la democracia solo se la frena así y no con partidos de tránsfugas, como los que hicieron posible que la derecha gobernara en la Comunidad de Madrid.
Como se recordará, esa candidatura única a la que apelaba Iglesias fue rechazada por quien lideró uno de esos partidos tránsfugas y sigue en sus trece, pretendiendo reproducir su faena cada vez que hay una o varias citas con las urnas, como ocurre este año, y siempre con un apoyo mediático mayoritario que va de Marhuenda a Prisa. No hace falta decir que hablo de Errejudas, como dice mi viejo amigo Max cada vez que evita nombrarlo.
DdA, XIX/5.411
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