Félix Población
Como alguna vez conté, cuando me iniciaba en el periodismo profesional en Madrid hace ya muchos años, tuvo oportunidad de saludar al poeta y escritor José María Pemán, casi al tiempo que felicitaba al dramaturgo Buero Vallejo al término de la representación de una obra teatral sobre la tortura: La doble historia del doctor Valmy.
Ocurrió al pie del escenario del desaparecido Teatro Fuecarral y era entonces Pemán un anciano de aspecto frágil y respetable sobre el que desconocía su papel en la represión franquista, si bien sabía de su afinidad y compromiso con el viejo régimen.
El poeta gaditano formó parte de la Junta Técnica del Estado en el primer gobierno de Franco durante la Guerra de España. Ocupaba la titularidad de la Comisión de Cultura y Enseñanza que se ocupó nada menos que de la depuración de maestros republicanos en la enseñanza pública, el ámbito más notable sin duda de aquel breve periodo histórico.
A Pemán le correspondió firmar un documento remitido a los vocales de las comisiones depuradoras de Instrucción Pública en el que se decía: "Es necesario garantizar a los españoles, que con las armas en la mano y sin regateos en los sacrificios y sangre salvan la causa de la civilización, que no se volverá a tolerar, ni menos a proteger y subvencionar a los envenenadores del alma popular, primeros y mayores responsables de todos los crímenes y destrucciones que sobrecogen al mundo y han sembrado de duelo la mayoría de los hogares honrados de España". El resultado fue la depuración de más de 60.000 maestros en todo el país, entre los cuales alguno me tocó, y el fusilamiento de no pocos.
Estos días, con ocasión de un debate sobre la retirada del nombre de José María Pemán del callejero, el alcalde de la localidad de Rincón de la Victoria y presidente de la Diputación de Málaga, reacio a ese cambio, se refirió en su argumentación a que “terroristas y asesinos gobiernan en España en este momento”, siguiendo el ejemplo de algunos políticos de la derecha extrema y sus retrógrados jaleadores mediáticos.
Este señor fue el único alcalde que no celebró un homenaje en recuerdo del trágico episodio de La Desbandá en el que miles de personas civiles fueron ametralladas desde el mar y el aire en febrero de 1937, cuando huían de la represión franquista en Málaga por la carretera que va desde esta ciudad a Almería. Puede que ese episodio, junto al de la masacre de Badajoz y Guernica, haya sido el ejemplo más crudo del terrorismo represor y asesino con el que Franco ilustró su victoria, celebrada por el cantor de aquel régimen, José María Pemán.
DdA, XIX/5.365
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