Félix Población
Un día de estos, después de negarse a asistir a la reunión que ha traído consigo una nueva subida del salario mínimo interprofesional (en un lustro se ha incrementado el 35 por ciento, más que en veinte años), el señor Garramendi, como deslizó Margallo por error, aparecerá antes las cámaras de televisión sin ninguna vergüenza, después de pasar de falso autónomo a cobrar 400.000 euros al año, casi cinco veces más que el Presidente del Gobierno.
Así es como Garamendi regulariza su situación laboral, con una subida de haberes de casi el 9 por ciento, merced en buena medida a ese 70 por ciento de los ingresos que recibe la CEOE de dinero público, una organización que cuenta con once (11) vicepresidentes, siempre reacios a que el sueldo mínimo de sus compatriotas pueda subir ochenta euros (80), pues ello depararía catastróficos resultados para la economía patria.
Ayer en La Base, ese puto podcast al que la mayoría de la profesión silencia y ve porque canta verdades a base de contar datos, se nos explicó con detalle lo que nos cuesta la patronal, y se nos recordó también que muchos de los titulares empleados por la mayoría de los medios de información utilizan el verbo “ahorrar” para referirse a los 11.500 millones que los empresarios no pagan a los trabajadores por las horas extras. Solo Diario16, en una primera ojeada a Google, califica ese “ahorro” de ganancia, aunque lo más propio sería llamarlo robo.
Es de hacer constar que el subidón en sus emolumentos de Antonio Garamendi ha sido criticado desde la propia organización que preside, si bien el aludido se ha limitado a decir, a propósito de su ausencia de la negociación del nuevo salario mínimo interprofesional que beneficiará sobre todo a las mujeres y a los jóvenes, que “inmediatamente te llaman villano” cuando consideras que un acuerdo no es bueno.
Desconozco la acepción con la que don Antonio ha utilizado ese término, de las tres que aparecen en el diccionario de la Academia de la Lengua, pero supongo que lo habrá dicho por la tercera, aquella con la que se califica a una persona de ruin, indigna o indecorosa.
PS. Es de recordar que los beneficios empresariales, según un informe de Comisiones Obreras, crecieron un 52 por ciento (21.000 millones de euros) en el primer trimestre de 2022, un 42 por ciento descontando el aumento de los precios. Aun así, Garamendi cree que los empresarios están siendo "injustamente tratados".
DdA, XIX/5.376
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