martes, 31 de enero de 2023

VERSOS DE RESIDENCIA...PARA ESPANTAR LA MUERTE



Juan Ignacio González

Cuentan que cada tarde se acerca a la baranda
del asilo en que vive desde hace ya diez años,
y allí, ebrio de amor, aún recita a Walt Whitman
y sus hojas de hierba.
Luego gira la silla de ruedas y, en silencio,
vuelve a su habitación y, aislado como un náufrago,
le cambian el pañal y le dan de comer
mientras le oyen cantar nanas de la cebolla.
No recibe visitas.
Hace ya mucho tiempo que ya no espera a nadie.
Alguna vez recuerda poemas de Neruda
y los lanza a los labios de la hermosa muchacha
que le muda la cama.
Ya confunde los días y la luz y los sueños.
Guarda sobre la mesa unos viejos cuadernos
y, con la letra ilegible, escribe en ellos versos
para espantar la muerte,
esa vieja ramera que, él intuye, le acecha.

DdA, XIX/5.363

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