lunes, 16 de enero de 2023

MARÍA ASUNCIÓN RODRÍGUEZ LASA Y SU COMUNIDAD "COHOUSING" INTERGENERACIONAL


Una pequeña utopía comenzará a construirse en un mes en Caraviés








Lazarillo

Conocí a María Asunción Rodríguez Lasa con motivo de la presentación de mi último libro en El Manglar de Oviedo (La risa de vivir y otros cuentos sin cuento). Se trata de una mujer muy joven que ha cumplido 72 años y fue concejala de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Oviedo en tiempo del alcalde Gabino de Lorenzo, de triste memoria. En esa ocasión presentó mi libro su hijo, David Acera, uno de los narradores orales más seductores e intensos de este país, cuyo trabajo ha sido admirado además internacionalmente. Dice Acera que es hijo de una familia trabajadora y que la herencia que más valora es la de haber sido educado para crecer y vivir sin miedo, como le ha enseñado su señora madre: Mayor de seis hermanos. Mirando a la vida de frente y siempre con proyectos nuevos para dejar este mundo un poquito mejor que cómo lo encontró. ¡Grande, madre! María Asunción lucha desde hace ocho años por hacer realidad una comunidad de viviendas colaborativas (cohousing) en Asturias, donde se pretende ensayar una forma de vida más humana, con gentes de varias generaciones y en comunidad. En febrero empiezan las obras de construcción, según leemos en el diario La Nueva España, que además nos ofrece una jugosa entrevista con María Asunción Rodríguez. Las últimas frases de la entrevistada dan cabal idea de su personalidad:

"Lo primero, decir que este proyecto no es solo para personas mayores. Será el primer "cohousing" intergeneracional de España. Hemos hecho una comunidad equilibrada por edades, de cero a setenta años. De tal manera que haya un recambio y esto no sea flor de un día. Hemos hecho un proyecto donde caben los jóvenes, un modelo económico basado en la equidad. Los mayores que tenemos un piso o casa lo hemos vendido para poner todo el dinero y posibilitar que a los jóvenes se les dé una hipoteca y puedan tener una casa digna; una vida deseable, que es lo fundamental. Esto va de vida, va de cuidados, va de cambiar las cosas".

"Estos proyectos suenen salir siempre de un grupo semilla, algo que amalgame y plantee unos valores. Parte de un grupo de amigas y amigos que hicimos la crianza de nuestros hijos juntos, que íbamos del monte, que compartimos cosas. Cuando teníamos los críos pequeños hablamos de irnos ya a vivir juntos, con una filosofía parecida a la que tenemos ahora. Entonces no lo conseguimos porque era muy difícil. Eran otros tiempos. Pero llega el momento de la prejubilación y jubilación de algunas de nosotras y decidimos que se acabó de soñar. Para que los sueños se lleven a cabo hay que ponerse a trabajar. Y ahí empezamos a trabajar, en agosto de 2014".

"Las cooperativas de viviendas fueron un movimiento hermoso en los años setenta para conseguir una vivienda digna. Pero no se trabajó la comunidad. Cuando fue pasando al tiempo, se fue a la división horizontal de las viviendas. Las viviendas eran particulares y podías hacer otra cosa con ellas, venderlas, no te importaba vivir allí o en otro lado. Les faltaban espacios para la convivencia. Estos espacios comunitarios, que nosotros tenemos, son la diferencia fundamental con la cooperativa de viviendas. Además, nuestras viviendas son cooperativas en cesión de uso, lo que significa que la propiedad no es individual, es de la cooperativa. Nosotros ponemos el dinero, pagamos la casa y tenemos un uso indefinido, pero esa casa no voy a venderla yo el día de mañana, o mis herederas, para sacar diez veces más. Eso no va a ocurrir porque son lugares contra la especulación. Esta vivienda es heredable y nuestros herederos pueden, o bien entrar si quieren a vivir de esta manera y, sino, se les devuelve el dinero".

"Una persona, salvo que sea rica, tiene que pedir una hipoteca. Y los bancos te exigen una serie de cosas. Entre otras, que tengas estabilidad laboral y meter a toda tu familia en danza para que te de el dinero. Nosotros lo que hicimos en el grupo de cooperativistas fue formar un tercio de gente mayor, un tercio de gente adulta y un tercio de gente joven. Con estos mimbres las personas que tenemos piso o casa lo vendemos y metemos todo el dinero en el proyecto. Pero aquí nadie va a poner más dinero que nadie, solo que lo pone en distintos momentos. Eso nos permite tener músculo económico. La hipoteca la pide la cooperativa, no la pide la persona. La entrada es de diez mil euros para todos, porque la ley de cooperativas exige que todos pongan el mismo capital inicial. Después, quien más tiene pone ahora todo el dinero, y las demás personas entran en la hipoteca y van pagando mes a mes de una manera muy asequible".

"Cuando pensamos en este proyecto, soñamos un grupo que fuera intergeneracional. Ésa era la parte fundamental. Pero también un grupo que no fuese endogámico, ni en edad, ni en ideologías, ni en lugar de nacimiento. Soñábamos con gente de toda España. Ahora mismo tenemos gente de Tenerife, de Las Palmas, de Sevilla, Madrid, de Barcelona, de Cantabria".

"Tendremos buenas calidades, vamos a hacer un edificio bioclimático, con energía fotovoltaica, con reciclado de aguas, con huertos ecológicos… Está muy cuidado. Habrá lugares para que tú tengas una parte individual y otra parte colectiva. Imagínate la biblioteca que vamos a poner con los libros que ya tenemos de todos. Y tú tendrás la parte privada que quieras. Queremos recuperar la vecindad con este plus de individualidad. No hay obligaciones, cada persona va a socializar el tiempo que quiera y va a permanecer en su espacio el tiempo que necesite. Son espacios de libertad y de vida".

"Queremos recuperar cosas que hemos dejado en este camino donde solo vive Don Dinero. Por ejemplo, el tema de los co-cuidados, cómo nos vamos a cuidar dentro de la comunidad, ya seas joven o seas mayor, según la edad que tengas o la necesidad que tengas. Estamos trabajando todos estos valores".

–Y a su edad, ¿no le da vértigo vender su casa y embarcarse en este proyecto?

–A mí lo que me da vértigo es la sociedad que tenemos. Miro a mi alrededor y lo que me propone la sociedad no me atrae mucho, chico. El tipo de sociedad individualista donde cada vez que estás más aislado. Yo estoy viviendo todo esto con una ilusión tremenda, porque tengo proyectos y porque creo en la vida, creo que las cosas se pueden cambiar. Cuando escucho eso de ‘Ye lo que hay, fia’, no lo soporto. No, no. ¿Cómo que ‘ye lo que hay’? No. Ye lo que queremos, moreno. O sea, que palante.

       DdA, XIX/5.351      

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