viernes, 6 de enero de 2023

DEL CASOPLÓN DE IGLESIAS AL NIDITO DE AMOR DE FEIJÓO


Gerardo Tecé

Un artículo en prensa habla del “nidito de amor” del máximo dirigente del PP. Una







Gerardo Tecé

Un artículo en prensa habla del “nidito de amor” del máximo dirigente del PP. Una vivienda valorada en 675.000 euros vivienda valorada en 675.000 euros de la que probablemente no hayan escuchado hablar ni hayan visto imágenes, ya que el asunto no ocupa tertulias televisivas. Está bien que así sea. Puede ser relevante saber cómo viven quienes aspiran a gestionar lo público, pero, definitivamente, no debe ser ese el tema principal del que se encargue el periodismo. Sería un error que la prensa de este país dejase a un lado las propuestas políticas del líder del PP para obsesionarse publicando fotografías de la casa del mandatario de derechas, sería un desquicie que enviasen a reporteros día, tarde y noche a husmear a las puertas de la vivienda intentando mostrar al espectador la zona especial que tiene habilitada la vivienda para que Feijóo guarde su barco de recreo. Está bien que nada de esto se haga. Está bien que el periodismo respete la privacidad de los representantes públicos.

Enciendo la tele y ahí está precisamente Núñez Feijóo. No está hablando de su casa, ni de su sueldo como dirigente del PP –un sueldo que se niega a hacer público–, sino del paro. El dato de diciembre anunciado por el Gobierno ha sido bueno. El desempleo se sitúa en mínimos que no se veían desde 2007, pero Feijóo tiene una explicación para esto: el Gobierno está falseando los datos. La denuncia del líder del Partido Popular es falsa, pero los periodistas no intervienen del mismo modo que no intervienen cuando en la pantalla aparece publicidad. Hace tiempo que la tarea del gran periodismo dejó de ser contar qué pasaba para dar paso a publicidades. Los trabajadores fijos discontinuos de los que habla el líder de la derecha eran contabilizados como personas empleadas ya durante los gobiernos de Aznar y Rajoy, de González y Zapatero. Tanto Feijóo como los periodistas que dan paso a la publicidad del líder popular saben que nada ha cambiado en la contabilidad laboral desde el año 1985, salvo la novedad reciente de presentar como una trampa lo que fue una normalidad establecida durante 38 años.

Feijóo no solo desconfía de los datos de empleo. También lo hace de las medidas para paliar el impacto de la crisis derivada de la invasión de Ucrania. Cambio de canal y me encuentro con una reportera del programa de Ana Rosa Quintana que conecta en directo desde el mercado de la Boquería de Barcelona. La información del día es la bajada del IVA en alimentos básicos y el programa de Telecinco arranca con la noticia de que la cesta de la compra no sólo no ha bajado, sino que la medida del Gobierno ha provocado el efecto contrario: una subida de precios aún mayor. La función de la reportera es comprobar esta subida sobre el terreno, así que va preguntando en diferentes puestos del mercado. Tras recibir una batería de respuestas insatisfactorias por parte de los comerciantes –los precios han bajado, señora– la reportera, visiblemente frustrada, decide cerrar la conexión tirando de una sinceridad pocas veces vista en televisión: “Vaya por dios, me voy a tener que ir a otro mercado”. Está bien que el periodismo, además de ser exquisitamente respetuoso con la privacidad de los políticos, de vez en cuando, sea transparente.

Dicen los grandes medios que Feijóo es el futuro de España y puede que tengan razón. Feijóo es un líder de los nuevos tiempos. Antiguamente, el terreno de juego de la política era la realidad. En función de una realidad u otra, uno podía criticar, proponer o argumentar a favor o en contra, pero la realidad era siempre respetada. Algo obsoleto. Ahora el terreno es diferente. Es la capacidad para instalar un mensaje, no importa si real o falso, contando con todos los medios al alcance. En este nuevo terreno no sólo juegan políticos como Feijóo, también periodistas como los del mercado de la Boquería. Sin la participación de los periodistas este juego sería imposible. Si el PP lleva meses repitiendo que el Gobierno hace trampas con los fijos discontinuos es porque el líder del PP nunca se topa de frente con periodistas que le interrumpan diciendo que lo que dice es falso. Al contrario, el mensaje de Feijóo es amplificado en los grandes medios, motivo por el cual seguirá paseando por ellos con la comodidad del que está en casa. Quizá sea este el auténtico casoplón de Feijóo del que habría que hablar.

CTXT  DdA, XIX/5.344

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