viernes, 16 de diciembre de 2022

Y LOS OBISPOS, SOLOS

 El pensamiento que alguna vez me acompañó mientras observaba los sepulcros labrados de los llamados príncipes de la iglesia católica, cuando visitaba iglesias y catedrales en mis tiempos de viajero por el extraordinario patrimonio arquitectónico de nuestro país, encuentra en estos versos del poeta Francisco Ávarez Velasco su más atinada, sobria y honda interpretación. Ha sido un auténtico placer emocional y estético leerlos en voz alta y prever que, en la primera ocasión que este Lazarillo tenga de visitar un templo en donde haya alguna representación de ese arte funerario, tendré la oportunidad de recitarlos a quienes me acompañen. Cada vez más soledad se derrama sobre el entorno de una institución religiosa en la que muchos de sus príncipes siguen yaciendo en un tiempo muerto.

Puede ser una imagen de escultura

LA SOLEDAD DE LOS OBISPOS
(Tríptico)
1
Junto a la catedral
apalabran las putas
transacciones carnales.
Y en un rincón en sombra,
bajo los arbotantes,
practican la coyunda.
2
En capillas guardadas
por hierros bien labrados,
los panteones conservan
los huesos de los cónyuges
de sangre azul,
ya en polvo.
Sobre sus losas frías,
genuflexos y orantes,
(o mirando yacentes
las vidrieras),
inmóviles los cuerpos,
un poco consumidos
por la lepra del tiempo.
Un perro fiel dormita debajo de sus pies.
3
Y los obispos, solos.

DdA, XVIII/5.329

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