jueves, 15 de diciembre de 2022

LIBERTAD PARA PABLO GONZÁLEZ: LA DOBLE MORAL DE REPORTEROS SIN FRONTERAS

 


Vicente Bernaldo de Quirós

Pertenezco a una organización internacional de periodistas que combina la defensa de los profesionales de la información para poder escribir en libertad y sin censura y para que trabajen dignamente, a la vez que preserva las luchas sociales de los trabajadores contra la precariedad laboral y por un salario justo, porque una buena relación contractual permite hacer un periodismo combativo y sin miedos.
Existen varias organizaciones en mi profesión, unas mejores que otras, según el criterio de cada cual, pero cuyo nexo común es la vigilancia para que los profesionales hagan su labor con plena libertad.
Por eso es sustancial que cuando se denuncia las trabas y las censuras en el ejercicio de la profesión se hagan sin mediatizar favoritismos ni criterios ideológicos: solo la mera enunciación de los hechos.
Reporteros sin Fronteras que durante mucho tiempo fue un referente entre las asociaciones de defensa de los periodistas, lleva algún tiempo dejándose arrastrar por las preferencias políticas de algunos, lo que embarra su prestigio y su trayectoria.
Nada que objetar, por supuesto, a su campaña por la libertad para ejercer la profesión de los periodistas bielorrusos, porque su situación es muy complicada. Pero a la vez hay que llamar la atención del olvido y de la inhibición en la defensa del periodista Pablo González, preso en Polonia desde el pasado febrero
Pablo González es español, pero dispone de pasaporte ruso porque es descendiente de niños de la guerra que vivieron en la URSS durante el franquismo. Y ahí está el problema, porque las autoridades de la teaccionaria Polonia, aluden a su pasaporte para acusarle de espionaje, pero sin concretar ningún delito ni prueba al respecto y encarcelandolo casi un año sin presentarlo al juez.
Reporteros sin Fronteras pretexta este limbo jurídico para no defenderlo en los foros profesionales, como si este Guantanamo polaco no fuera un brutal ataque a la libertad de expresión y la de los periodistas.
Es absolutamente urgente que Reporteros sin Fronteras abandone esta doble moral y se sume a las organizaciones que reclaman la libertad de Pablo González. Para evitar que sean considerados en el ámbito de la profesión como Gilipollas sin Fronteras.

DdA, XVIII/5.328

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