Félix Maraña
Estatua para la muerte
Para herirnos a diario,
el alcalde madrileño
ha puesto todo su empeño
en alzar estatuario
a un militar legionario,
que fue novio de la muerte.
Tiene una calle y más suerte
que mi poeta oriolano.
Con honores al villano,
la Villa dormita inerte.
Es un alcalde oportuno
que se cisca en la memoria,
al honrar con alta gloria
a quien despreció
a Unamuno.
Como él no hubo ninguno,
pero el alcalde no sabe,
que en democracia no cabe
honrar a un liberticida,
a un soldado fraticida.
¿O lo ignora? Eso es lo grave.
DdA, XVIII/5.305
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