martes, 11 de octubre de 2022

RAFAEL DURÁN: CUANDO LOS OBISPOS EXCOMULGABAN A LOS ACTORES Y AL PÚBLICO

 

Juan Girón Roger
Se retiró del cine en los años 60. Después reconocería que lo hizo voluntariamente para evitar que nadie lo destronara. Y es que, como actor compartió cetro durante 20 años con Alfredo Mayo, el otro icono de nuestro cine de los años 40. Rafael Durán fue un poco la versión española de Cary Grant ( a quien había puesto voz en sus días como actor de doblaje), pero con un registro dramático más amplio e intenso que el actor de comedias británico, con lo que también estaba dotado de los méritos interpretativos de Gary Cooper, por poner un ejemplo. Durán deslumbraba en las comedias y convencía en los dramas. Mientras a Alfredo Mayo se tendía a emparejarlo en la pantalla con Amparito Rivelles, a Rafael Durán lo unieron a la actriz Josita Hernán en varios títulos. Ese sistema funcionaba bien en la gran pantalla y era muy del gusto de los espectadores. España salía de una guerra y en la industria cinematografica se sufría penuria de material, pero no de ideas ni de talento. En el país, la ciudadanía también pasaba por dificultades económicas, por lo que el cine era una vía de escape que sirvió para que muchos olvidaran sus problemas y miserias personales durante una hora y media o dos horas, más el ratito del No-DoDurán fue uno de los artífices de esa ventana que se abría a los españoles de inicios de los años 40, una ventana donde no habia cabida para las estrecheces, sino para los grandes argumentos imperiales, de misterio, históricos, o comedias románticas que aún hoy se ven con grado.
Les decía que en el año 1965 del pasado siglo, Rafael Durán había hecho mutis por el foro del mundo cinematográfico y también de la crónica social. Borrado del mapa. Y por decisión propia. Detrás quedaban tantos éxitos celebrados a ambos lados del charco: "El clavo" (al lado de Amparo Rivelles), "La vida en un hilo" (basada en una historia de Edgar Neville), "La fe" (donde encarnaba a un sacerdote atormentado por un amor prohibido) y "Jeromín" (bajo la dirección de Luis Lucia).
Angel de Andrés, Guillermo Marín y Rafael Durán, en "El clavo".
A finales de los años 70, yo empezaba a colocar reportajes como freelance en publicaciones como "Gaceta Ilustrada", "El País" y otras que aceptaban mis trabajos. Recuerdo que di con el teléfono de Rafael Durán y traté de convencerlo para que me concediese una entrevista. Se mostró reacio, porque ya estaba apartado del mundo de la pantalla. Al final, tras insistir bastante, se avino a entrevistarse conmigo. Me citó en un suntuoso piso de la calle Zurbano de Madrid, en el barrio de Chamberí. Y ahí estaba él, impecablemente trajeado y aún en posesión de esa voz profunda tan personal que lo identificaba en la gran pantalla. Me obsequió un unas cuantas fotografías de su época de galán de cine. A continuación, charlamos durante un rato largo y me fue respondiendo a las preguntas que le planteaba, enfocadas en aquellos tiempos de gloria que vivió. Comentó: "Yo he llegado a lo más alto en el cine español" y se refirió al espíritu que reinaba en la época, en que las estrellas se esforzaban por dar el máximo de lo que eran capaces para mantenerse a la cabeza del reparto.
Estaba orgulloso de todo lo que había conseguido con su esfuerzo: la popularidad, el reconocimiento del público y la profesión y todo ello , en momentos en que había dificultades hasta para conseguir bobinas de celuloide con las que rodar. Tras nuestra charla, eché un vistazo para ver cuánto quedaba de cinta de cassette en mi grabadora con la que estaba registrando la entrevista y, ¡oh, desgracia!, la cinta se había debido de enganchar y no había grabado nada. Me disculpé por la inconveniencia de lo ocurrido y quedé con Rafael Durán en que retomaríamos más adelante la charla, para no fatigarlo más tras este fallo técnico. Lo comprendió y nos despedimos cordialmente.
Entre 1978 y 1979, trabajando yo en el diario "El Imparcial" realicé un reportaje sobre el cine de los 40, que me sugiríó mi compañero Raúl Cancio -hijo del gran actor de cine del mismo nombre-. Fue entonces cuando tuve la ocasión de recuperar el contacto con Rafael Durán.
En 1983, Jean-Luc Godard estrenó "Je vous salue, Marie" que fue condenada por Juan Pablo II, prohibida en Argentina y en Brasil y que provocó manifestaciones contra la película en la ciudad gala de Nantes y hasta que incendiasen el cine donde se exhibía en la ciudad de Tours en febrero de 1985. En España fuimos pioneros en ese tipo de intolerancia casi 40 años antes. La película "La fe", dirigida por Rafael Gil en 1947, que interpretaban Amparo Rivelles y Rafael Durán, sufrió percances muy graves. " Con ´La fe´ tuve los premios inimaginables", dijo Rafael Durán en la entrevista que le hice en "El Imparcial"-. El gobierno le dio el primer premio del año. En Barcelona, hubo apoteósis en el estreno. Pero, por su temática, el Obispo de Barcelona excomulgó a quienes la vieran y a quienes la habían hecho. Después, vinieron problemas de orden público, ya que rompieron las butacas del cine en que se exhibía. Así que el gobierno decidió retirarla. La película no pasó más de mes y medio en cartel. Al productor lo compensaron con la concesión de 15 premios de importación de películas americanas".
Durán abandonó los estudios de ingeniería civil, fue bailarín, actor de teatro y de doblaje (para la Metro Goldwyn Mayer)y su presencia y su excelente voz y dicción pronto le abrieron las puertas del Séptimo Arte. Comenzó en 1935 con "Rosario la Cortijera", la primera película de Estrellita Castro. Llegó ala cima del estrellato. En sus ultimos años, antes de retirarse, fundó la productora Intercontinental Films. Su última película fue "La vida nueva de Pedrito de Andía", con el niño prodigio Joselito, dirigida en 1965 por Rafael Gil.
¿Los mejores años del cine español? "Desde el 40 hasta el 50 fueron buenos años", señaló Durán en su entrevista con "El Imparcial". "En el 50 decayó un poco. Surgieron algunos arribistas, productorcillos que hacían películas escatimando, con unas pesetas."
Se produjo una oportunidad perdida para una industria naciente, según relató el actor madrileño protagonista de "El clavo". "En 1944, se empiezan a hacer las grandes películas", indicó."En Hispanoamérica, las películas españolas batieron récords de taquilla. Pero somos malos exportadores de todo. No se supo ir al compás de la brecha que abría ese cine y hacer la comercialización necesaria.El Estado tenía fuerza. Yo planteé la posibilidad de construir magníficos cinematógrafos en las capitales hispanoamericanas. Desde ahí se habría podido canalizar las películas españolas dignas de exhibirse. Así, hoy tendríamos una brecha abierta Con ese canal se habrían habituado a nuestro cine. pero falló la exhibición, la distribución y la explotación. Se pudo hacer un cine soberbio que habría tenido allí metido un pie de lanza".
Rafael Durán supo lo que era ceñirse la corona de laureles de los dioses del Olimpo cinematográfico y pasar a ser una persona pública. Y vivió en propias carnes la experiencia que tuvo en 1948 Jorge Negrete al llegar a Madrid, a la estación de tren y ser asaltado por sus admiradoras que le rasgaron el traje."A mi en toda España me han desnudado por las calles para quitarme botones y la gabardina", dijo a "El Imparcial". "Había fervor en el público Antes, se era más estrella. Entonces, salvo las caras de los intérpretes y la temática, la concepción cinematográfica en el cine español y en el americano era igual. En aquellos años, se hacía cine con mucho entusiasmoy deportivida para ver quién era mejor compitiendo. Había equipos que se superaban unos a otros Lo de menos era el dinero. Había dedicación plena profesional al logro de una cinematografía importante. Cualquier película se hacía con afán de superación, mientras que hoy van a lo comecial, metiendo más picardía y más sexo".
Los temas de las películas han ido evolucionando, aunque a veces haya habido saltos hacia atrás. Cuando una película se basa en un libro, hoy es frecuente que el escritor no se reconozca en el resultado que ve en la gran pantalla. Esto antes no era tran flagrante, según Rafael Durán: "El cine histórico que se hizo era muy rigorista. Yo hice ´Jeromín´, basado en la obra del padre Coloma, que tenía un 90 por ciento de rigor histórico". Y de fondo, muchas ganas de hacer cine, sin importar el esfuerzo que ello conllevase. Explicaba Durán: "Entonces, géneros como la novelística española iba muy bien a la mente de aquellas gentes. Eran otros tiempos y había una pureza de mente más grande. A la gente le gustaban las películas tipo folletín. Se hacían películas de alto presupuesto. Casi todo se rodaba en interiores. Hasta los exteriores se hacían dento del estudio para lograr más valores fotográficos".
Lo grandes títulos del género cómico no envejecen, pero en ocasiones el público cambia de gustos. Aunque , la comedia sigue siendo en la actualidad un valor fílmico seguro. "Hoy se ha perdido a tradición de la alta comedia, porque es ficción y ahora los espectadores son menos ingenuos y van más a lo real", señalaba Durán.
En aquellos días del joven cine español, según Rafael Durán,"funcionaban muy bien los estudios Cea, Chamartín Sevilla Films... En Madrid se hacían películas de mayor envergadura. Pero Cifesa , como la UFA -los célebres estudios alemanes-, era de lo mejor de Europa, y tenía delegación en Barcelona". Rafael Durán falleció en 1994 como consecuencia de un cáncer. Desde que dejó el doblaje, Cary Grant ya nunca había sonado igual de bien al hablar en español.
   Del Blog del autor DdA, XVIII/5.283   

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