viernes, 28 de octubre de 2022

LA TAUROMAQUIA Y LA IGLESIA CAERÁN POR FALTA DE CLIENTES

 


Vicente Bernaldo de Quirós

Tengo un amigo que fue cura en sus años de juventud que me espetó de manera espontánea que los toros y la Iglesia iban a caer por su propio peso, porque se iban a quedar sin clientes, ya que el mundo evoluciona y que iba a ser más temprano que tarde.
No tengo yo muy claro que la multinacional vaticana se vaya a hacer el harakiri por falta de feligresía, al menos a corto plazo, porque además tiene gran cantidad de agarraderas, tanto económicas, como de personal, incluso de evangelistas que en seguida salen a la palestra para advertirnos de los peligros del infierno si dejamos de rezar y pagar los colegios concertados, pero lo de los toros si me parece que puede ser una realidad.
Lo cierto es que la tauromaquia vive un momento de dificultad extrema, a pesar de los apoyos incondicionales de los más patriotas y de los ganaderos de alcurnia, pero los usuarios de esta diversión un tanto sádica con cada vez menos y existe una tendencia generalizada a que las nuevas generaciones y las que ya no lo son tanto , de apostar por una conciencia animalista y críticos con el banderilleo y la lidia del toro, que ya duele a la sensibilidad de cualquier persona con cierto carácter evolucionista.
Y es que ya no salen rentables las corridas de toros, sino reciben ayudas y subvenciones por parte de las instituciones públicas. En Gijón, con la plaza de toros en suspenso por su estado de presunta quiebra, a los organizadores de la feria de Begoña se les planteó la posibilidad de alquilar un coso artificial para la celebración de las corridas. Y, claro, hicieron mutis por el foro porque el ayuntamiento de mi ciudad no prohibió la feria, sino que impidió la cesión de la plaza por razones de precaución ante posibles derrumbes, a pesar de que los actuales responsables del equipo municipal puedan ser más o menos proclives a la mal llamada fiesta nacional.
El ejemplo palpable de que sin apoyos institucionales, el futuro de la tauromaquia es bastante oscura ocurrió este verano en el pequeño municipio asturiano de Onís, donde el alcalde, para denostar a los ecologistas que no comulgan son las tesis de exterminio del lobo , organizó una corrida de toros en una plaza portátil, que provocó las iras de los antitaurinos, porque en ese concejo, gobernado desde siempre por los socialistas, nunca hubo tradición de corridas de toros. Lo único que logró el vengativo alcalde de Onís es que se le llenase el pueblo de militantes y de simpatizantes de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, incluido, para mostrar su apoyo a la españolidad de la tauromaquia y le pusieran cara de circunstancias sus vecinos.
La falta de corridas de toros en Gijón fue motivo de protesta y de indignada crítica por parte, no solo de los taurinos, sino de los adversarios de la alcaldesa de Gijón, oposición política e interna incluida, que denunciaron que el supuesto mal estado de la plaza de toros es solo una excusa para que las corridas de la feria de Begoña queden postergadas otro año más. Pero, claro, los cimientos del coso de El Bibio están como están y desde el ayuntamiento no se quieren arriesgar a que ocurra una desgracia, somo sucedió con la techumbre de un colegio concertado de la ciudad.
Los expertos técnicos municipales se preguntan qué pasaría si la instalación hace pie y se va al garete y, claro, no quieren tener responsabilidad alguna pese a las quejas constantes de los aficionados taurinos que afirman que la plaza está en perfectas condiciones y, ante cualquier duda, instan a que se arregle para la patrona de la ciudad, sin tener en cuenta que los trámites administrativos para conceder licencias de obras en estos asuntos llevan su tiempo y las cosas de palacio van despacio. Y si no hay toros este año y el que viene, tampoco, tengo mis dudas de que la feria de Begoña vuelva a levantarse como el ave Fénix.

DdA, XVIII/5.296

No hay comentarios:

Publicar un comentario