Este artículo sobre Aurora Picornell, firmado por mi querida amiga Carmen Ordóñez, tiene el inestimable valor de que su autora ultima actualmente un novela de carácter histórico sobre la personalidad política de Heriberto Quiñones, destacado dirigente del Partido Comunista de España, fusilado por la dictadura franquista en 1942. Quiñones fue compañero de Aurora Picornell, con la que tuvo una hija.
Carmen Ordóñez
El
Gobierno Balear ha informado ayer del hallazgo
de los restos de Aurora Picornell (Palma de Mallorca, 1912 - Manacor, 1937), la
Pasionaria de Mallorca, en la fosa número 3 de Son Coletes, el cementerio de
Manacor. Hasta ahora se había supuesto que su fusilamiento el 5 de enero de
1937 había tenido lugar en Porreres. La identificación ha sido posible tras la
comparación del ADN del cadáver encontrado con el de su hermano Ignasi, también
asesinado, y cuyo perfil genético ha permitido también reconocer los restos del
padre de ambos.
La
familia Picornell fue severamente castigada por la represión franquista. De los
tres hijos varones, dos fueron asesinados por las carreteras de Mallorca, al
igual que el padre, y el tercero murió en un campo de exterminio nazi. En
cuanto a las mujeres, Llibertat, la hija pequeña, consiguió salvarse en el
exilio porque el día del levantamiento militar se embarcaba hacia Barcelona
para celebrar las Olimpiadas Populares que se habían organizado como
confrontación a las que se inaugurarían en Berlín ese mismo verano; y las otras
dos hermanas, junto con la madre, sobrevivieron y tuvieron que soportar la ignominia
de la posguerra en condiciones más que lamentables y agachando la cabeza
mientras criaban a la hija de Aurora, que sólo tenía dos años cuando ésta murió.
Aurora,
la protagonista de la noticia que ahora nos ocupa, tenía 24 años cuando la
sacaron de la cárcel junto con las otras cuatro “Rojas del Molinar” para ser
fusilada en compañía de sus amigas. Dicen que a la mañana siguiente un
individuo se paseaba por el barrio esgrimiendo como estandarte un sujetador
ensangrentado para dar noticia a los vecinos del desagradable suceso del que
sin duda fue ejecutor.
Es
momento hoy de recordar otras páginas más amables de la biografía de Aurora
Picornell, que se constituyó en la figura más emblemática del panorama político
republicano en las Islas Baleares. Sastra de profesión, sindicalista de
vocación y comunista de corazón, Aurora fue educada desde niña para ser lo que
fue. Desde muy joven mostró abiertamente su activismo feminista y anticlerical,
enfrentándose a la rancia sociedad conservadora de Mallorca, donde la Iglesia
gozaba de un poder omnipresente. Y eso indudablemente le pasó factura.
Con
19 años Aurora ya se ocupaba de la edición del boletín Nuestra Palabra, el
órgano de difusión del PC en Baleares, y ya era la invitada principal en los
mítines. Fue en esa época cuando conoció a Heriberto Quiñones, su compañero, un
personaje legendario, casi desconocido, de quien ni siquiera sabemos el nombre
real. El Partido Comunista creció en militancia en las Baleares gracias al
trabajo de ambos y a pesar de que él estuvo encarcelado buena parte del tiempo
que pasó en España. Precisamente hace unos días se cumplieron 80 años del
fusilamiento de Quiñones, que tuvo que ser llevado ante el paredón atado a una
silla debido al estado en que se encontraba tras las torturas a las que había
sido sometido.
En el
verano de 1934 Heriberto y Aurora tuvieron una hija, a quien llamaron Octubrina
Roja, nombre que tuvo que cambiarse por el de Francisca cuando los vencedores
impusieron la onomástica religiosa como condición indispensable para existir
legalmente. La vida no debió ser fácil para Octubrina en la posguerra, a pesar
de contar con el amparo de su abuela y sus tías, señalada por todos como la
hija de una de las Rojas del Molinar.
En
la Mallorca del 36 quien mandaba era el conde Rossi, un siniestro individuo que
convirtió la isla en un infierno para los perdedores. Una de las primeras en
caer bajo este régimen del terror fue Aurora Picornell, que fue detenida junto
con Catalina Flaquer, sus hijas Antònia y Maria Pascual y Belarmina González,
todas vecinas del barrio de El Molinar.
La
información que ahora se confirma apunta a que las Rojas del Molinar, como eran
conocidas entre los fascistas, fueron fusiladas la misma noche y enterradas en
la misma fosa, puesto que junto al cuerpo de Aurora se han encontrado los de
otros cuatro cadáveres de mujeres.
También
se ha rescatado junto con los restos de Aurora un objeto valioso y singular, el
que fuera su arma de combate: Una pluma.
Con
ella escribiría esta frase que hoy la define mejor que cualquier artículo: "Podéis matar hombres,
mujeres, niños como el mío que aún no ha nacido. Pero y ¿las ideas? ¿Con qué
balas mataréis las ideas?".
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