Manuel Maurín
Los rusos, en su versión zarista y soviética, derrotaron a las mayores potencias europeas, desde la Francia napoleónica a la Alemania nazi, utilizando el factor climático como un arma fundamental en la estrategia bélica y eliminando por frío a esos poderosas rivales occidentales. Ahora el régimen oligárquico de Putin se plantea actuar de una manera parecida, pero no esperando a los invasores en la estepa invernal sino congelando a la población civil en el sofá de su propia casa por desabastecimiento energético en el invierno que se avecina. Quizás llegue a tiempo, por los pelos, aunque para los conflictos siguientes tendrá más importancia la guerra de calor, debido al cambio climático que tanto oriente como occidente de empeñan en alimentar. En cualquier caso, es importante considerar siempre el factor geográfico en el desencadenamiento de las guerras y en su resolución. Ya lo decía Yves Lacoste cuando escribió aquel libro titulado “La Geografía, un arma para la guerra”.
DdA, XVIII/5.260
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